Dudas.

232 17 5
                                    

-Roi...Roi dime algo- dice nerviosa después de horas en silencio tras enfrentar a la prensa, se me vino todo encima, no sabía si podría con esto.- Roi...por favor- dice saltándose las lágrimas.

-Miri es que...¿por qué? ¿Por qué lo hiciste?-dije triste, era una pregunta que me daba miedo hacer pero no podía callármela más- no lo entiendo.

-Ni yo misma lo entiendo...yo estaba triste, tú estabas distante, sé que no es excusa...pero me dejé llevar, él está destrozado por esa chica, llevamos meses apoyándonos mucho...te juro que no sé que me pasó y lo siento tanto, siento tanto haberte fallado a ti- rompí a llorar, sí me había fallado y de verdad le había perdonado pero no lo había olvidado- y más siento haberme fallado a mí misma- dijo agarrando tímidamente mi mano- Me he fallado a mí más que a nadie, te lo aseguro, no hay persona que ame en el mundo más que a ti y traicioné mis propios sentimientos por un momento de estupidez.

-¿Eso es verdad? ¿solo fue eso?- dije serio mirándola, tenía miedo de sus dudas, siempre lo tuve y supongo que es normal con nuestra historia.

-Es verdad, solo eso, pero un momento que nos ha destrozado y no me lo perdono y entendería que tú tampoco lo hicieras...

-Yo te he perdonado Miriam, de verdad, pero no puedo evitar sentirme inseguro, ya he pasado por eso, tus dudas...tengo miedo de que no sepas realmente lo que sientes por mí- digo mirándola a los ojos.

-Sé lo que siento por ti, lo sé desde hace mucho- dice pegando su frente a la mía- te quiero.

-Yo también te quiero y te juro que voy a poner todo de mi parte para que superemos esto, te lo juro.- digo antes de besarla, ella llora sin parar, sé que siente un gran peso sobre sus hombros por lo que se nos viene encima.

Nos abrazamos sinceros, los dos nos queremos, de eso no tengo dudas pero de si podremos con esto, de eso sí las tengo y muchas. Decidimos que vuelva a casa esa misma noche, pero esperaría unas horas para ir a recoger mis cosas, con suerte los reporteros que estaban apostados en nuestra puerta necesitarían sus horas de sueño.

Los dos días siguientes los pasamos encerrados en casa, esperando que la cosa se calmase, yo no me sentía con fuerzas de disimular ante las preguntas de los buitres que nos esperan en la puerta y Miriam tampoco. Intentamos volver a nuestra rutina, que aunque suena aburrido, en nuestro caso nunca lo fue. Nuestras tardes componiendo conmigo a la guitarra, nuestras eternas duchas para empezar el día, nuestras noches de caricias y besos dulces que me hicieron recuperar el sueño después de dos meses de insomnio.

-Buenos días mi vida- dice ella asomándose a la puerta de nuestro cuarto ya vestida- por dormilón te has perdido la ducha...me tengo que ir a Universal- dijo un poco cabizbaja.

-No pasa nada- dije levantándome- todo va ir bien- la tranquilicé ya agarrado a su cintura.

Sé que estaba nerviosa por el escándalo, y también porque seguramente Luis estaría allí, aún no se había atrevido a hablar con él salvo por cosas de trabajo.

-Él va a estar allí Roi yo...

-No pasa nada Miri, por mí no te preocupes ¿vale? Yo estoy bien- le aseguré, aunque no me hacía especial gracia pero era lo que tocaba y peor iba a ser cuando comenzaran la gira.

-¿Seguro?...es que tendría que cancelar todo- dijo algo enfadada consigo misma-tengo miedo de lo que pueda pasar, con el morbo de la prensa, no quiero que te hagan más daño del que te he hecho yo- comenta ya con lagrimas en los ojos y bajando la mirada.

-Eh- dije agarrando su barbilla- basta ya, te dije que estaba perdonado, no te culpes más y lo que digan esos carroñeros, que es lo que son, me importa una mierda ¿me oyes?

La vecina tocapelotas y el gilipollas de enfrente.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora