Por el futuro entonces.

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Después de confesarle a Miriam todo lo que había sufrido aquellos dos años, lo que había llegado a hacer, sentí un gran alivio y para mi sorpresa las pesadillas cesaron, volví un poco a la normalidad pero no dejaba de estar nervioso por la llegada de Luis. Era una sensación extraña, de pronto solo recordaba nuestros buenos momentos, nuestras tardes de guitarra, nuestros baños de verano en el río, nuestras escapadas por la noche para intentar colarnos en el pub del pueblo, nuestra primera borrachera...realmente le echaba de menos, creo que nunca dejé de hacerlo.

-¿Qué pasa Miri? estás muy callada.

-Roi...Luis ya está aquí, ha llegado esta mañana- me dijo temerosa, no quería verme de nuevo como días atrás.

-Tranquila, no pasa nada...quizás sí debamos hablar.

-¿Hablas en serio?- dijo sonriente- me alegro, creo que te vendrá bien, pero solo si quieres...solo si vas a estar bien- dijo abrazándome.

Estaba decidido, íbamos a vernos, no sé cómo reaccionaría él, yo al menos me había preparado mentalmente para el encuentro. Temía incluso que ni me recordase, quizás no había dejado una huella tan profunda en su vida como él en la mía.

-Miri, me tardaba verte- dice él, ya está aquí y yo no sé dónde meterme.

-Pasa Luis ¿Qué tal el viaje?

-Todo genial pero no sé...es raro volver a España después de tanto tiempo.

Se encaminan al salón y se sientan en el sofá a charlar, se ve que tienen mucha confianza, demasiada quizás para el poco tiempo que hace que se conocieron. No me atrevo a salir, no sé qué decirle, comienzo a notar el nudo en la garganta, el sudor en mis manos, no, otra vez no.

-Roi ven...Roi, ya ha llegado Luis- grita Miriam desde el salón, pero yo no puedo moverme, no puedo respirar- Roi...-dice ya asomada a la cocina-¿qué pasa cariño?, respira por favor-dice sosteniéndome - Luis ven, rápido- grita nerviosa, en cuanto Luis entra por la puerta y cruzamos miradas, negro, solo veo negro.


-Dios Roi, casi me muero del susto- dijo antes de llenarme de besos.

-Miri tranquila...estoy bien, espera ¿Dónde coño estamos?- pregunto observando la habitación.

-En el hospital, menos mal que estaba Luis para conducir porque no he temblado más en mi vida...

-¿Luis está aquí?

-Está fuera, no ha dicho ni una palabra desde que llegamos, creo que se ha impresionado al verte.

-Él ¿me recuerda, sabe quién soy?

-Creo que sí, cuando te desmayaste gritó Roiciño hostia.

Yo sonreí, así me llamaba desde que nos hicimos amigos, lo odiaba por cierto, igual que el odiaba que le llamase Luisiño y por eso lo hacíamos.

-¿Puedes decirle que venga Miri?

-No sé Roi ¿estarás bien?- dijo ella preocupada, yo asentí y la besé.

Enseguida se levantó y salió a buscar a Luis, no sabía si era buena idea, si él querría hablar conmigo pero solo deseaba verlo, en realidad lo había echado de menos cada día. Entró cabizbajo, evitando mi mirada en todo momento y se sentó en silencio en la silla que había junto a la cama, y así siguió unos minutos hasta que me decidí a hablar.

-Hola Cepi- dije casi susurrando, él levantó la vista por fin y sonrío levemente.

-Hola Roi, te veo jodido.

-Bueno no sé porque lo dices, estoy hecho un toro-bromeé.

-No has cambiado-dijo bajando la mirada de nuevo.

La vecina tocapelotas y el gilipollas de enfrente.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora