La vecina tocapelotas y el gilipollas de enfrente.

Estás loco.

Los primeros días fueron duros, ni siquiera pudimos hablar por teléfono a diario, siempre me respondía el puto Álvaro diciéndome que Miriam estaba muy liada. Apenas nos intercambiamos un par de mensajes al día.

Ella parecía estar bien, contenta, así que no me preocupé demasiado, me volqué en el trabajo, estaba preparando la nueva temporada del programa de televisión y con el programa de radio. También había empezado por fin con un proyecto que llevaba años rondándome en la cabeza, y ahora, gracias a la posición económica que había alcanzado con mi carrera que iba como la seda, podía ponerlo en marcha. Se trataba de una pequeña productora con mis amigos Nil, Raul y Andrés, estaba emocionado, pretendíamos producir a nuevos talentos, pero secretamente deseaba auto producir también algunos de mis temas.

Siempre tuve alma de músico y tenía esa espinita clavada, las circunstancias me habían obligado a estudiar una carrera buscar un trabajo más estable, pero mi sueño siempre había sido dedicarme a la música, por ello mientras estudiaba en la universidad también me formaba como técnico de sonido. Nunca pude vivir de ello pero la música siempre me había acompañado, en mis peores momentos siempre me refugiaba en mi guitarra, entre acordes y tímidas letras que nunca enseñaría a nadie. Con este nuevo proyecto  llenaba el poco tiempo que me dejaba libre el trabajo y me hacía más llevadera la ausencia de Miriam, pero me moría porque volviera.

-¿Cómo lo llevas?- me dice Laura mientras comemos.

-Pues mal y solo ha pasado un mes, aunque estoy tan liado últimamente que lo voy llevando, pero el dichoso Álvaro...

-Roi...¿estás celoso?

-No joder, no son celos Laura...es que parece que intenta que no hablemos, siempre me contesta él al teléfono, no he hablado con ella ni diez veces, menos mal que me escribe y responde a mis mensajes.

-¿Cuando volvía?

-En tres semanas más o menos, se me va a hacer eterno, estoy pensando en ir a verla a Buenos Aires, tengo un par de días libres...

-¿Pero te da tiempo a ir a verla?, si casi te pasarás un día en el avión.

-Bueno solo serían unas pocas horas, quitando el viaje.

-Estás loco Roi- dice ella riendo.

-Es que no puedo más mi niña, la echo mucho de menos.

Estaba decidido, iba a ir a verla, cogí los vuelos y llamé a Universal para saber dónde estaría Miri a mi llegada a Buenos Aires y para conseguir un pase de prensa para el concierto. No pusieron problemas pero seguro que avisarían a Álvaro y me fastidiaba la sorpresa, aunque esperaba que no.

Llegué sobre las seis y media al aeropuerto, tendría que ir directo al teatro donde se celebraba el concierto, ella ya estaría allí con las pruebas de sonido. Llegué sobre las ocho, apenas tenía cuatro horas hasta coger un taxi de vuelta al aeropuerto, estaba muerto del viaje pero tan ilusionado por verla. No me fue difícil acceder al teatro, enseguida comprobaron mi pase e hicieron una llamada y me dejaron entrar, pero como no, apareció Álvaro, y no tenía buena cara precisamente.

-pero...¿qué haces tú aquí?

-Pues creo que es más que evidente- le dije seco, me caía mal- vengo a ver a Miri obviamente.

-Pues no va a poder ser, tiene que prepararse para el concierto y no necesita distracciones- me dice con cara de pocos amigos.

-Mira me he hecho muchas horas de avión para venir y en nada tengo que irme de vuelta, si piensas que voy a marcharme sin verla estás muy equivocado- dije adentrándome en el teatro intentando llegar al escenario donde supuse que estaría ella.