¿Preparada?

228 16 5
                                    

Miriam nos miraba tierna mientras que Hugo y yo tocábamos unos acordes, el niño no paraba de sonreír, realmente se notaba que era su momento, ese en el que era un poquito feliz entre tanta tristeza. En realidad si me recordaba a mí, pero mucho más guapo no nos engañemos.

El tiempo pasa volando, Hugo parece confiar en mí y me cuenta muchas cosas de su vida. Es increíble escucharle, cualquiera diría que tiene seis años con todo lo que ha vivido y la madurez que demuestra. Sabe perfectamente que su madre está enferma por las drogas, que está en la cárcel porque hizo algo malo, que no puede hacerse cargo de él y lo entiende. También me cuenta que en el centro no tiene amigos, que le da miedo coger cariño a la gente porque durante toda su vida las personas que más quiere han ido desapareciendo antes o después.

-Roi tenemos que irnos cariño- me dice Miriam- es tarde y los chicos tienen su rutina aquí.

-¿Ya...ya te tienes que ir?-me pregunta el pequeño mirándome triste.

-Pero mañana volvemos ¿verdad Miri?

-Sí- contesta algo seria, seguramente pensando que después de mañana quizás nunca volvamos a vernos.

Nos despedimos del niño que, en cuanto sabe que vamos a volver, sonríe a más no poder, parece feliz y emocionado, y yo, yo no veo el momento de verle de nuevo.

Vamos a casa de mi hermano y disfrutamos de una noche en familia, mi sobrino ha crecido mucho desde la última vez y aunque nos ve poco nos reconoce al instante. Cuando se duerme el peque los adultos charlamos sobre todo lo que ha pasado hoy, les cuento mi conversación con Marcos y como hemos solucionado las cosas, pero acabo hablando del pequeño Hugo, tal vez demasiado.

-Roi...-me reprende disimulada Miriam.

-¿Qué?

-No quiero que te emociones así con ese niño, posiblemente no volvamos a verlo cariño- acaricia mi muslo tierna.

-Podríamos...

-Roi...

-Vale perdón, sé que es algo que tenemos que hablar pero Miri yo...-aprieta mi mano claramente para que me calle, no estamos solos y es algo que no hemos comentado con nadie, ni siquiera lo hemos hablado bien entre nosotros.

-¿Qué pasa? ¿Roi?-pregunta preocupado mi hermano.

-Nada, no os preocupéis, no es nada-corto el tema, me prometí no presionar a Miriam con esto y no lo haré.

Nos fuimos a la cama pensativos, quería que lo hablásemos pero no iba a ser yo el que sacase el tema, no era justo para ella, aunque no pensaba en otra cosa, en ese niño que ya sentía que debía proteger y cuidar.


Al día siguiente nos preparamos para la rueda de prensa, Hugo e Irene decidieron acompañarnos, Miri y yo no hablamos apenas pero sé que ninguno de los dos dejaba de darle vueltas al asunto. Debía asumir que no estaba preparada, que quizás yo tampoco lo estaba, ni siquiera entendía lo que implicaba acoger a aquel niño, lo que sería llevarlo a casa, que comenzase a formar parte de la familia y que de un día para otro tuviese que dejarlo ir.

El acto fue bien, había despertado mucho interés de los medios, sé que no era por mí sino más bien por la popularidad de Miriam, pero lo importante es que tendría la difusión que pretendíamos. Fue duro contar mi experiencia, aunque omití muchas cosas evidentemente, pero me sentí satisfecho, sabía que la causa merecía la pena. Intenté no acercarme mucho a Hugo, era duro pensar que no volvería a verlo y él lo notó, o eso me pareció cuando volvió a aislarse en aquel rincón de la habitación en el que apenas veinticuatro horas antes lo había conocido.

La vecina tocapelotas y el gilipollas de enfrente.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora