Capítulo 2

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—Aquí es— dijo estacionando frente a una gran casa blanca

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—Aquí es— dijo estacionando frente a una gran casa blanca.

Solo me bajé cuando el bajó y caminé hacía el maletero para sacar mis cosas.

—Toma— sacó mis dos valijas de un tirón.

—Gracias— las tomé y caminamos hacía la casa, tomó las llaves y abrió la gran puerta.

Cerró y subió. Me quedé sola en aquél living. ¡Perfecto!— pensé— ahora ya no tenía a mi papá y tampoco a una familia.

—Hola pequeña— dijo una mujer saliendo de la cocina— ¿Cómo te llamas?

—Marinette Dupain Cheng— respondí tensa, la mujer se veía bastante amable.

—Oh, ¿Y aquél te ha traído aquí?

—Si con aquél se refiere a Adrien Agreste, está en lo cierto— la mujer me sonrió.

—Soy Rose. Ayudo con la casa— le devolví la sonrisa que ella me había entregado anteriormente— ¿No te dio habitación?— preguntó sacándose el delantal que traía.

—No, sólo subió y me dejó aquí.

—Oh, ya va a ver ese chico— caminó hacía las escaleras y subió pisoteando los escalones.

A los dos minutos bajó la mujer con Adrien atrás, ella caminó hacia la cocina con una sonrisa en su cara y Adrien tomó mis valijas.

—Ven— me ordenó y sólo lo seguí.

Caminamos escaleras arriba y abrió una puerta blanca.

—Aquí te quedarás— dejó mis valijas dentro.

—Bueno— intenté hacerle una sonrisa pero el cerró la puerta dejándome sola.

—Quiero que después bajes a almorzar conmigo— volvió a darme una orden a través de la puerta de madera.

Me senté en la cama mientras miraba por la ventana.
¿Justo aquí debía caer? ¿Con éste imbécil?

Me recosté boca abajo y saqué mi celular de mi bolsillo.
Miré mi fondo de pantalla durante largos minutos en los que lo único que supe hacer fue llorar por mi padre, quien aparecía en mi pantalla sonriendo junto a mí.

—Marinette— llamó una voz en mi puerta.

—Mierda— murmure secando las lágrimas en mi mejilla.

—¿Puedo pasar?— Rose golpeó la puerta.

—Si, adelante— me senté en la cama.

—¡Oh!— exclamó—. Todavía no haz desarmado tus valijas.

—Ah es que no tengo muchas ganas— fingí una sonrisa.

—Bueno pequeña, vamos a almorzar.

—No tengo hambre— tomé una de mis valijas subiéndola a la cama—. Aparte voy a ordenar todo esto en su lugar.

La Bella y la Bestia [AU Adrinette]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora