Capítulo 22

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Okey, que alguien me ayude porque no sé que responder

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Okey, que alguien me ayude porque no sé que responder. Bien...rápido... " Mmm...me acabo de dar cuenta de que yo también te extrañaría". Mejor juguemos al papel de la chica histérica y el chico bestia.

—Wow, que cursi puedes ser cuando te lo propones— dije dedicándole una mirada indiferente. Desvió la mirada y largó una risa amarga.

—Sigo insistiendo, luego el bipolar soy yo— canturreó. Lo miré de mal modo—. ¿Por qué te empeñas en que nos llevemos mal?— preguntó.

—Porque tú te empeñas en joderme la vida y por eso...— me quedé callada, no tenía nada que decirle.

—¿Por eso?— me incitó a hablar—. Voy a preguntarte una cosa.— me dijo—. ¿Nunca nos vamos a llevar como una pareja normal?

—Adrien, no me salgas con cursilería barata, es obvio que nunca vamos a llevarnos como una pareja normal porque no somos una pareja normal.

—Entonces...— ¿Qué más quería que le digiera?

—Oye, Adrien, mira tengo hambre, así que si no te importa voy a pedir algo para almorzar porque de verdad me estás saturando los nervios.

—Okey, pídeme algo a mí también— volvió a tumbarse en el sillón.

No respondí, solo marqué el número y llamé al servicio a la habitación. Para mi pedí solo una ensalada y una gaseosa de dieta, para Adrien carne al horno con puré de papas.
Me acosté en la cama y comencé a hacer ruidos sobre la almohada.

—Mmmm....iiiaiaiaiaii...shhhuuoouuu— ¿Quedó claro que estaba aburrida? Sentí la tierna risa de Adrien a mi lado—. ¡Te vas!— dije aún con la cara sobre la almohada—. Vamos, no quiero pelear de nuevo.

—Y no tienes por qué— lo sentí recostarse a mi lado. Apreté la almohada con mis manos—. ¿Qué hacías?— preguntó. Sentí su mirada sobre mi rostro clavado en la almohada.

—Ruidos sin sentido— respondí aplastando mi boca. Inentendible.

—Ah—dijo con desgano—. ¿Sabes?— hablaba mientras tecleaba su celular—. Aún tengo ganas de ir a la playa.

—Oh, que bien— dije sarcástica mientras apoyaba mi rostro de costado—. Que te vaya lindo.

—Ah si, no te hagas la indiferente que tú vienes conmigo— dijo, más bien, carcajeó.

—Okey, con una condición— dije, bloqueó su celular y me miró atento—. Que me dejes hacerme una de esas trencitas de playa.

—No— dijo firmemente. Gruñí como una nena pequeña, frunció el ceño y se acostó de la misma manera que yo, si no que observándome a mi. Quedamos frente a frente mientras nuestras respiraciones se mezclaban—. Con esas cosas te llenas de piojos— hizo una mueca asqueante. Reí.

—Hazte una— le sonreí—. Por favor.

—No me vas a convencer— dijo.

—Ouh que amargo eres Agreste, espero que nuestros hijos no sean iguales a ti— mierda, fue un comentario al descuido. Juro que su sonrisa era maléfica—. No lo tomes literalmente— le sonreí como para salir del apuro.

La Bella y la Bestia [AU Adrinette]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora