Capítulo 19

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Abrí mis ojos lo más que pude y volteé a ver la puerta

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Abrí mis ojos lo más que pude y volteé a ver la puerta. Él estaba ahí parado, se había quedado asombrado al verme. No iba a dejar de mirarlo y al parecer él tampoco dejaría de mirarme. Su rostro no portaba gesto alguno y el mío de seguro era un espanto. Entrelacé mis dedos intentando darme seguridad para hablar.

—¿Dónde estabas?— dije temblorosa. Entró del todo a la habitación y cerró la puerta detrás de él.

—No tengo porque darte explicaciones.

—Si tienes porque— le dije. Pasó a mi lado dirigiéndose a la cama. Tenía olor a alcohol—. Adrien— lo llamé haciendo que volteara a verme.

—No tengo que darte explicaciones a ti— me dijo seriamente.

—Si que tienes, y las quiero ya.

—Mira...— me tomó por las muñecas—. Primero que nada, tú tienes que darme explicaciones a mí y segundo ¡No te metas en mi vida!— gritó la ultima frase y me soltó bruscamente. Respiré hondo intentando calmar mi miedo.

—Adrien...— dije cuando ya no me miraba.

—No quiero que me digas cosas que ya sé.

—¿Cosas como qué?

—Y tampoco quiero que me confundas— me dijo. Regresó su mirada a mi rostro—. Quiero que me expliques.

—¿Estuviste tomando?— pregunté ignorando lo anterior.

—¡Eso no viene al caso!— dijo exaltado—. ¿Y qué si estuve?— dijo enojado.

—A ver Adrien...— dije sentándome en el sillón. Me había mareado—. Hablemos como se debe, sin gritos, sin golpes, como dos personas normales— se sentó a mi lado pero mas alejado de mi cuerpo—. ¿Dónde estabas?

—Eso no importa.

—Si importa— dije secamente. Lo sentí reír con ironía.

—Entonces te importa. ¿Cierto? Pero no te importa calentarme y luego dejarme solo en la cama. ¿Verdad?— estaba completamente furioso y se notaba en su mirada y voz.

—No fue así.

—Espera... déjame continuar, aún no acabo— apoyó sus codos sobre sus rodillas y se pasó las manos por el cabello alborotándolo. Volvió a sentarse derecho y me miró—. ¿Por qué lo hiciste?— me dijo—. Pensé que habíamos terminado con las venganzas.

—Y no era una venganza— dije en mi defensa.

—¿Entonces por que lo hiciste?— me dijo.

—Tú empezaste— me defendí.

—Pero tú no me detuviste— agregó. Posó su mirada sobre mis ojos—. ¿Por qué llorabas?

—Yo te pregunté algo antes— dije intentando no responderle.

La Bella y la Bestia [AU Adrinette]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora