Capítulo 9

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Tomé un vaso de agua y me decidí a pasar por el living como si nadie hubiera dicho nada

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Tomé un vaso de agua y me decidí a pasar por el living como si nadie hubiera dicho nada. Caminé hasta llegar al pie de la escalera porque Adrien me habló.

—Marinette— dijo secamente—. Ven aquí— permanecía sentado en el sillón.

—Dime. ¿Qué quieres? Desde aquí puedo escucharte.

—Vamos, ven aquí— repitió. Me puse nerviosa. No me estaba hablando de mala manera, eso me sorprendió.

—En serio desde aquí te escucho perfectamente.

—Pero quiero que vengas aquí— volteó a verme— ¿Puedes?

Bien, tenía que ir hasta ese sillón y sentarme a su lado. Caminé y me senté a su lado.

—¿Qué quieres?— pregunté de mala gana. El simplemente se relajó sobre el sillón.

—Dos cosas— dijo observándome—. Primero, quiero que hagas tus maletas y no se discute— me quedé callada—. Y segundo, quiero preguntarte algo.

—¿Qué?— si, muy fría, lo sé.

—¿Vienes a cenar conmigo está noche?— y antes de que pudiera responder, puso uno de sus dedos sobre mis labios—. No me grites. Vamos con un amigo y su novia— sacó el dedo de mis labios— ¿Vienes?

—No, gracias. Prefiero cenar en mi habitación.

—Así nunca nos llevaremos bien— puso sus manos sobre el respaldo y se apoyó en ellas—. Si tú no vas, yo tampoco iré.

—Bueno— me levanté del sillón—. Quédate aquí en casa— caminé y subí las escaleras, me siguió.

—Está bien, si prefieres que cenemos en tu habitación, cenaremos en tu habitación.

—Era una manera de decir. Y sola, sin ti, en paz— hice el intento de cerrarle la puerta en la cara, la sostuvo y abrió, entró y la cerró—. Bien. ¿Cuál es tu problema ahora?— dije casi en un grito.

—Tengo dos problemas. Uno, que mi futura esposa me trata más mal que a un estropajo y dos, que quiero hacer esto hace unos días.

Me tomó bruscamente de la cintura pegándome a él. Colocó una de sus manos sobre mi mejilla y se dedicó a besarme. Mis ojos bien abiertos y mis labios no respondían al beso. Algo en mi interior me decía que le siguiera el juego pero otro algo me decía "vete de ahí, aléjate del monstruo".

¿Qué hago? Le seguí el beso de una manera apasionante, me encantaba su manera de besar. ¿Qué diablos dices Marinette?

Dejó de besarme pero no se alejó de mí, me miró directo a los ojos. Él sabía como volverme loca. ¿Qué? Mierda, no tendría que haberlo besado.

—¿Qué haces?— grité separándome bruscamente de él— ¿Estás mal?— me miró confundido.

—¿Pero qué te pasa?— dijo en un grito—. Si te encantó— gritó como al descuido.

La Bella y la Bestia [AU Adrinette]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora