Capítulo 28

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La película estuvo buena, pero no mejor que los besos que Adrien me regalaba

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La película estuvo buena, pero no mejor que los besos que Adrien me regalaba. Sus comentarios estaban en el momento correcto para hacerme reír y cada vez que me sonreía me robaba un pequeño, pero tierno, beso.

Sonrisas, miradas, caricias, risas, celos. ¿Qué significaban? Pensar en eso era una verdadera molestia para mí. Adrien nunca iba a sentir nada hacía mi, pero era más que obvio que íbamos a casarnos y por lo menos, debíamos llevarnos bien. Y no lo culpo, yo no quería una mala relación con el hombre con el que pasaré mi vida, o por lo menos eso es lo que creo.

—¿En qué pensabas?— me susurró al oído cuando íbamos saliendo. Giré la cabeza para sonreírle antes de contestar a su pregunta.

—En nada— dije finalmente. Dio un beso sobre mis labios—. Debo ir al baño— comenté—. ¿Me esperas?

—No, claro que no, Elmo me llamó y debo irme con él.

—¿Elmo?— pregunte sin entender—. ¿El rojo?— agregué provocando su risa.

—Vamos, ve, aquí te espero— dijo antes de soltarme la mano. Negué con la cabeza dándole a entender que su locura no tenía cura y luego caminé por el largo pasillo que daba a los baños.

Entré y había bastante gente. Esperé mi turno y pronto salí. Lavé mis manos y caminé de nuevo por ese pasillo para luego encontrarme con Adrien apoyado sobre la pared. Estaba esperando mientras movía sus pies impacientemente.

—Listo— tomé su mano. Me sonrió—. Había mucha gente— expliqué. Asintió y comenzamos a caminar.

—Entonces...— dijo mirando vidrieras—. ¿Vamos a comprar ropa o no?

—Hey, ¿Tú que crees?— le di un leve empujón. Rió—. Me lo prometiste Adriencito.

—Bueno, si, si, solo preguntaba— dijo—. ¿A cuál primero?

—Tú elije, esa o esa— señalé las dos primeras opciones.

—Esa— señaló y entramos—. Bien, solo una condición— levantó su dedo.

—Dime— alcé la barbilla impacientemente.

—Debo ver todo lo que te pruebes— condicionó. Reí y asentí—. No te tardes mucho.

—Ahí ya hay dos condiciones— dije—. O te muestro lo que me pruebo o no me tardo mucho.

—La primera— eligió.

—Vamos, ya déjame ver la ropa— tomé su mano y caminamos hacía la parte de pantalones, faldas y calzas.

Pantalones, de distintos colores y modelos, faldas de todo tipo, remeras y blusas todas completamente distintas. Entraba y salía del probador cada cinco segundos y Adrien aprobaba o desaprobaba con la cabeza. Esta si, esta no, esta si, esta no, entrar, salir, sacar, poner, modelarle y sonreír.

La Bella y la Bestia [AU Adrinette]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora