Capítulo 46

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—Por favor, compórtate— me dijo desde el auto

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—Por favor, compórtate— me dijo desde el auto.

—Adrien, te he dicho que nunca fui mala alumna y no lo seré ahora— le sonreí apoyándome en su ventanilla—. Te quiero.

—También yo— sonrió—. Paso por ti a la una— avisó y besó mis labios.

—Hasta entonces— dije y me alejé del auto.

Vi como Adrien comenzaba a marcharse y decidí que debía entrar. Acomodé mi bolso en mi hombro y caminé hasta la entrada. La campana no tardó en sonar y todos se movieron para entrar a sus salones. A primera hora me tocaba, geografía y hacía allí iba. Entré al salón y varias miradas se posaron en mí, sonreí levemente y me senté en una banca casi al final.

—Es nueva— dijo una voz a lo lejos. Se escuchó otro comentario y varias risas se hicieron notar—. No seas bobo, Ian— le dijo la chica y rió.

Entró el profesor y todos se acomodaron en su lugar. Buscó con la mirada hasta que me vio sentada allí.

—Nueva alumna— dijo sonriente—. Ven aquí y presentante— exigió.

Casi temblando, me puse de pie y tomé rumbo al frente de la clase. Todas las miradas se posaron en mí y ninguna parecía ser muy amigable. Tomé aire y sonreí levemente. Susurros se escucharon segundos antes que el profesor decidiera hablar.

—Cuando quieras— dijo y asentí.

—Me llamo Marinette Dupain Cheng— comencé diciendo—. Tengo diecisiete años y cumplo los dieciocho la semana que viene. Soy de aquí, de Nueva York y comencé a venir aquí, tarde, porque estuve de viaje hasta la semana pasada.

—Oh, genial— dijo el profesor y me sonrió—. Démosle la bienvenida a Marinette Dupain Cheng— dijo. Sonreí. Algunos aplaudieron y otros solo sonrieron—. Espero que se adapte bien al grupo. Puede tomar asiento.

En silencio me fui hacía mi banca mientras todos me observaban. No podía ser tan extraño que alguien fuera nuevo en un colegio, ¿o si? La puerta se abrió de golpe y un chico con aspecto peligroso, se adentró en la clase.

—Disculpe, no me arrancaba la moto— dijo y sin escuchar lo que el profesor le decía, buscó un asiento con la mirada.

No por favor, no por favor, Dios, no. No podía ser el único asiento vacío, a mi derecha. Se puso a mi lado y me observó un momento, luego se sentó y acomodó su mochila al costado de la banca.

—Hola— dijo. Tragué saliva antes de responder—. ¿De dónde has salido?

—Soy nueva— dije secamente y observé al profesor que comenzaba a explicar.

—No me he dado cuenta— dijo con sarcasmo y una leve sonrisa ocupó mis labios—. ¿Cómo te llamas?— preguntó.

—Marinette, ¿tú?

La Bella y la Bestia [AU Adrinette]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora