Tatiana
Una nueva jornada laboral termina quizás más exhaustiva que otros días. Sin embargo, todo esfuerzo valió la pena cuando Schell, me comenta que mi desempeño se vuelve maravilloso en poco tiempo, y que si continúo con el mismo énfasis, probablemente mi ascenso se adelante a mediados del año próximo.
Sin lugar a dudas, aquella es una noticia mucho más que maravillosa, ¡No puedo evitar sentir orgullo y convicción! mi corazón al instante se llenó rebozando de alegría ante lo cual el Jefe Adler Shell sonrió enternecido felicitándome con una mano sobre mi hombro a modo de felicitación antes de retirarse.Mi sonrisa era más grande que la de un niño en navidad, aquello también fue percibido por el castaño.
—Bien, esto merita un trago. No vas a decir que no, ¿Verdad?~. —Canturreo el ojiazul provocando mi inminente risa.
—Tu ganas, León.— Declare sin remedio con diversión, y pronto nos dispusimos a marchar hacia ningún sitio en específico.
—Pero ni creas que vamos a ir uniformados. —Arremetió, causado que alzara una ceja confusa e intrigada. —Te llevare a tu casa, te cambias y te paso a buscar. ¿Qué opinas?, Anda... mañana tenemos día libre así que.., no habrá mucho problema con el horario. —Pareciera como si Reed tuviera todo planeado desde el primer momento. Sonreí con simpatía, y sin muchas otras opciones acabe aceptando. «Bueno... ¿Después de todo es mi compañero verdad?» Y quizás, algo de distracción podría serme bastante útil.
El castaño fue sumamente puntual. A las siete y media de la tarde, el sonido de una bocina alcanzo mis oídos descubriendo así tras correr las cortinas del ventanal, una motocicleta Honda, modelo Cb190r en color negra y roja piloteada por Reed, quien alza una mano en señal de saludos desde mi ventana. «Que bueno que Kostian y Vadim no están, o esto podría volverse complicado...» musitaba sumida en mis pensamientos.
Por fortuna, estaba lista hacía ya unos veinte minutos anteriores al horario pautado con el ojiazul. Opte por una vestimenta sencilla; Leggins negras que resaltaban mi figura, una sudadera blanca y sobre ello un fino sweter en color rosa pálido. El cabello suelto y un importante tapado de paño color negro, para así protegerme del frío. Por estas fechas, suelen caer las últimas nevadas y siendo este el caso, las calles aun hoy se encuentran cubiertas de una fina capa de nieve y escarcha.Mientras bajo las escaleras hacia la planta baja... no soy capaz de olvidar las últimas dos ocasiones en las que, Alexei paso a buscarme. Un suspiro desanimado y nostálgico se adueña de mi aura melancólica. Esto mismo es notado por Reed una vez cruzo el umbral de la puerta de casa.
—Cielos...¿Alguien murió?. —Inquirió refiriendo a mi aspecto, con claro sarcasmo por supuesto, y ante su inquisición negué con simpleza.
—No es nada, solo... estoy algo agotada es todo. —Carraspeé con una media sonrisa carente de gracia.
—Bien, nada de caras largas. Anda que estamos de festejo ,¡Sube o llegaremos tarde!. —Indico, señalando con un ademan el espacio libre detrás suyo sobre la motocicleta. Asentí ante su petición, ubicándome así detrás del mencionado quien sugirió que ''Me agarre con fuerza'' para así evitar caer de la motocicleta. Reed vestía una chaqueta símil cuero, una camiseta blanca lisa y sencilla, jeans azul obscuros y zapatillas negras marca Adidas. Su cabello castaño y semi corto a la vez que lacio. Sin necesidad de gel, lo cual permite soltura y flexibilidad a su cabellera quien se ondula tempestuosa con el movimiento, producido por la velocidad en la motocicleta. León, me ofreció anteriormente su casco, explicando que por lo usual, no trae más de uno.
(...)
San Petersburgo, tan conocido por la travesía del rio Neva, deleita por las noches y las tardes a los ciudadanos y turistas con el intenso brillo de sus luces, su movida y calma población, aquellos negocios de antaño que regalan e iluminan toda la ciudad con nuestra tradición. Reflexiono y pienso en ello, aferrada a la espalda de Reed aquel pueblo en el cual verdaderamente nací.
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La ley del amor.
JugendliteraturNuestra historia comienza en Rusia, San Petersburgo donde Tatiana Kuznetsov, una bella joven de dieciocho años está lista para dar sus primeros pasos en la la vida. Escogiendo una vocación por desicion propia, peca de inocencia pues ignora todo lo q...