Capitulo VIII | El espejismo.

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Tatiana

Estaba atónita, mi cara ardía, echaba fuego por los poros y mi corazón casi se sale de sus cuencas.

—Y-yo...—Musité sin saber que decir, posando una mano sobre los brazos que se ocupaban de abrazarme, de esa manera tan cálida y segura.

—¿Algo así debería decir verdad?.—Declaro con una leve risa mientras me soltaba con cuidado «Si seras...» pronuncie para mi misma, enseñando mi ceja con un tic nervioso, producto de la rabia.

—PUES YO NO ME PIENSO QUEDAR AQUÍ CONTIGO. BUENAS NOCHES.—Indique, mientras salia exagerando mis pasos al caminar, pisando fuertemente el suelo. No puedo creer que sea la única de mi división, que tenga que quedar CASTIGADA todo el fin de semana. En esas instancias, me dirigí hacia mi habitación, con lo cual el oficial no me presto demasiada atención por que estaba muy ocupado atendiendo una llamada telefónica.

«Seguro otra de sus ''Amantes cadetes'' que me acaban metiendo en millones de problemas...»Sin embargo ante lo ultimo rememorado, caí en cuenta al instante de un dato importante.

—AHH Y ¡¡¿¿SABES QUE??!! ACABE ASÍ.—Señale todas mis heridas.—POR CULPA DE TUS ''AMIGUITAS''. BUENAS NOCHES, ''SEÑOR-SI-SEÑOR''.—Declaré lo ultimo con un tono ciertamente burlesco, con lo cual me quedo observando su mirada vengativa, aunque poco me importo puesto me marché.





(...)





Me recosté sobre mi cama, del cuarto el cual estaba por completo sola. Un cuarto con unas diez camas... de repente todas se encontraban vacías menos la que ocupaba.

—Pero que aburrido...—Suspiré desdichada por lo bajo, mientras observaba el techo. Mañana, no tengo horario para levantarme ya que no hay nadie en mi división, se toma casi como un día libre pero internada en la academia.—Día libre... ni siquiera tengo un cubo rubix como para entretenerme en algo.—Nuevamente volví a suspirar.


Alexei

(...En otro lugar)

Sin embargo, Vladimir quien también se quedo por trabajo en la academia, mantenía una charla curiosa con un ''colega''.


—Hey Brooo.—Atendío a la llamada de su amigo rubio.

—¿Que haay?.—Comentó con el, aquel tono tan característico tuyo.—Alexeei, ¿Salimos por unos tragos en un rato o que?.—Sugirió.

—No puedo, tengo algo de trabajo atrasado.—Explicó.

—Trabajo mis polainas, estas con una muje'.—Detecto casi al instante, por lo que el pelirrojo se llevó la mano al cabello, mientras se escuchaban con claridad los gritos de kuznetsov de fondo insultándome con indignación.

—Estabas.—Corrigió con cierto tono burlón, por lo cual Aléxei rodó los ojos y suspiró.—¿De las difíciles?.—Adivinó al instante.

—Deja el trabajo y dedícate a la adivinación.—Sugirió con cierta risa, provocando la misma en el rubio.

—Bueno, te dejo que mojes la vainilla tranquilo.¿Esta buena?, ¿La compartes?.—Preguntó con intriga.

La ley del amor.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora