Tatiana
—Me toca fregar todo esto...—Me queje de mis tareas y con mucha razón.—¿A quien se le ocurre poner a limpiar a una sola cadete todo el salón de presentaciones y actos? A nadie. son las cuatro de la tarde y comencé a las once de la mañana, desde entonces que no bebo ni como nada...—Suspiré agotada, pasando el brazo que aun sostenía aquella esponja amarilla sobre mi frente, quitando así el exceso de sudor, me encontraba de rodillas fregando las ultimas piezas de cerámica del suelo.—Ya...—Declaré para mi misma, mientras me ponía de pie llevando mis manos a la cintura indicando cansancio y dolor en la zona.—No llegaré a cumplir cincuenta a este paso...—Lancé la esponja dentro del cubo de limpieza, tomando el recipiente para así marcharme.—Lo importante es no cruzarme con Vladimir, mientras eso no suceda todo estará bie-.—¿Sera a caso que el destino es cruel conmigo?, Sonidos de golpes y quejidos llaman mi atención desde el gimnasio de entrenamiento.
«¿Quien estaría entrenando a esta hora?, las pocas divisiones que quedan tienen clase de Código penal ...» fruncí el ceño dejando el cubo de limpieza en el suelo, mientras me acercaba con sigilo al gimnasio y asomándome al bordillo de la puerta, note de espaldas a quien menos quería ver.El pelirrojo.Sin su camiseta, descalzo y con pantalones largos de una tela apta para actividad física golpeaba con una habilidad notable aquella bolsa de boxeo, siendo compañero del sudor que que cubría su cuerpo producto del entrenamiento que parecía un tanto exigente teniendo en cuenta que era un oficial ya ascendido. Mis mejillas al instante adquirieron ese molesto tono rosado «¡BASTA!» sacudí mi cabeza en negación mientras pegaba mi espalda a la pared, alejando mi vista de aquel individuo. De fondo, aun se oían los golpes y patadas que proporcionaba pero, la velocidad en los mismos... llamó mi atención al observar de nuevo y note algo no menos importante «Aquella forma de golpear...» señale observando la manera con en que proporcionaba dichos impacto a la bolsa y, según lo que podía notar... eran golpes exageradamente específicos que dejaban hundimientos en la mismísima bolsa lo que es ciertamente extraño, y seguido de ello su manera de moverse también tenia aquel tinte distinto «¿Muy veloz?, ¿¿Sera una técnica?? Pareciera... ser algún tipo de arte marcial.»Aunque para ser sincera, no lograba identificar de que se trataba. Fue entonces cuando se detuvo sosteniendo la bolsa de boxeo para frenar su movimiento.
—¿Seguirás fisgoneando por mas tiempo?.—Y un escalofrió recorrió mi cuerpo «¿¿¿D-DESDE CUANDO SABE QUE ESTOY AQUÍ???.»Mi cara se volvió un tomate de los nervios, pero no podía acobardarme justo en este momento.
—Yo... solo pasaba por aquí.—Carraspee con arrogancia ingresando al gimnasio con la cabeza en lo alto. No podía permitir que notara debilidad en mi o jamas me lo dejaría pasar. Pose mis manos en mi cintura con orgullo, y así mismo mantenía arriba mi cabeza y mi entrecejo bien fruncido, pero los nervios daban un aspecto gracioso a mi posición ''intimidatoria''. El sonrió con ternura.
—¿Por que peleas de esa forma?.—Interrogue con desconfianza, el ojos turquesa se había dado la vuelta pero sus movimientos se detuvieron en seco lo cual me hizo sospechar sorpresa o nerviosismo de su parte. Sin embargo al instante, se volteo de medio perfil durante unos segundos para responder a mi pregunta.
—Practico artes marciales desde muy pequeño, solo es eso.—Y volvió a darme su espalda, aquella que enseñaba algunos tatuajes. No del todo, pero en esa instancia, le creí ya que podría llegar a tener cierto sentido. Después de todo, soy novata en todos los estilos de pelea aun.
Así, lo observe con detenimiento mientras el daba un trago un tanto desesperado a su botella de agua la cual transpiraba en frió, derramando una cantidad de gotas de condensación sobre su ya humedecido torso. Aquello, me hizo prestar especial atención en sus tatuajes (y no voy a negar que volví a ruborizarme, pero tras enfadarme conmigo misma lo de los tatuajes fue un buen punto de distracción).
—¿Por que tienes tantos tatuajes?, ¿No fue difícil que entraras a la escuela de policías?, ¿Que significa el que dice''250''?.—Y en aquella ultima pregunta, note una simple tensión en su cuerpo. De todos, ese era el que mas me llamaba la atención. Se encontraba en medio dela zona lumbar, una zona dolorosa y poco apreciable para lucirlo a diferencia de los demás que se encontraban en las manos, brazos , pecho y parte alta de la espalda.
—¿Por que haces tantas preguntas?.—Inquirió volteando a verme, alzando una ceja y apoyando todo su cuerpo sobre su mano derecha, quien se sostenía a la vez del escritorio.
—Por que es sospechoso.—Concluí cruzándome de brazos, frunciendo el ceño y desviando la mirada indignada, pero solo obtuve una risa de su parte, y el sonido de sus pasos acercándose, hasta finalizar por tomarme de la barbilla con suavidad, para obligarme a girar encontrándome así con su mirada turquesina.
—Te vez mas linda cuando te enfadas.—Concluyo con esa media sonrisa suya. Mis mejillas volvieron a arder,y note aquel temblequeo en el centro de mi pecho, tras notar también que no portaba camiseta, y la pronunciada forma física que el traía... tampoco ayudaba mucho a la situación. Fue entonces cuando recordé aquel sueño.
—¡C-C-CALLAT-TE!.—balbucee haciéndome hacia atrás un tanto nerviosa y enseñando mis mejillas en un tono vivo carmesí.
—¿¿¿Q-QUE HACES??, ¡N-No te me acerques así!, ¡¿Quien te dio permiso?!, Y..¡P-Ponte algo, cubrete por todos los cielos!—Me bajé de un santiamén de aquel escritorio, y no voy a negar que salí CORRIENDO de aquel lugar, no esta de más mencionar la cara descolocada del oficial quien no comprendía que me sucedía.
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Nota de Autor: ¡Hola! Bien aquí estoy dejando un nuevo capitulo. Como siempre los invito a dejar comentarios según lo que vallan leyendo, se los agradecería de todo corazón! :3. En este caso. Bueno, poco a poco va tomando mas color la situación mientras vemos aquel extraño oficial.
Hasta el próximo capitulo! :D
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La ley del amor.
Genç KurguNuestra historia comienza en Rusia, San Petersburgo donde Tatiana Kuznetsov, una bella joven de dieciocho años está lista para dar sus primeros pasos en la la vida. Escogiendo una vocación por desicion propia, peca de inocencia pues ignora todo lo q...