Capítulo XXXIII | El comienzo.

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Tatiana

Estacionó su automóvil en la vereda mientras intentaba desesperadamente observar en donde se encontraba la marca en mi cuello. Excelente, esto si que es excelente «¿¡NO PODRÍA ESTAR MAS A LA VISTA VERDAD!?» Sentía que aquella marca negra y redonda en mi cuello se burlaba casi tanto como la mirada lasciva y picara que el pelirrojo dejaba. Claro, el tan tranquilo allí se encontraba, encendiendo con la mecha de su zippo un cigarrillo enfocándose en dicha tarea con tal calma y serenidad que parecía no escuchar cada una de mis quejas.—¡Por todos los cielos!, ¡¿Ahora que voy a hacer?!, ¡Kostian va a MA-TAR-ME! ¿Sabes lo que es matarme? no, no lo sabes y no tienes una idea. Seguro va a gritar; ''TATIANAAA''.—

—Ya cálmate.—Pidió en un tono bajo, desviando la mirada hacia la derecha para dejar salir el humo que previamente había inhalado.

«¿Como podría calmarme?, claro. EL ''SEÑOR'' ¡NO TIENE ESTE PROBLEMA!»

—Por que tengo la solución.—Continuo, manteniendo entre los dedos de su mano derecha aquel atado de tabaco y nicotina, mientras con su mano libre hurgaba en la guantera de aquel automóvil.—Toma.—Explicó tras arrojarme un pequeño paquete, el cual ataje con mis manos en un movimiento rápido.

«Esto... debe ser una broma»








(...)






Como si fuera poco, mi hermana se había acercado curiosa a las puertas del auto y no tuvo mejor idea que invitar a pasar a Alexei a casa. Claro que intente negarme, pero los poderes de convicción de Anya superan la ficción en todos su sentidos, ¿Como rayos una niña de dieciseis años lo convenció de quedarse a cenar utilizando el call of dutty como soborno a un oficial de policía como él?.

—Adelante adelante Vladi, ¿Esta bien que te llame así?.—Clamaba la menor, colgada del hombro de Alexei quien pedía permiso una vez cruzó el umbral de la puerta. Por mi parte, simplemente me lleve la mano a la frente suspirando, y logre dar un manotazo hábil para tomar una bufanda cercana, y enroscara alrededor de mi cuello, ya que esa venda de bolsillo que llevaba pegada en medio del cuello hacia aun mas evidente la situación. « ''Di que te golpeaste'' como si alguien aquí fuera a créeme eso...» Pensaba, y como si hubiera sido capaz de leer mis pensamientos, lanzo aquella mirada cínica de reojo la cual solo iba dirigida hacia mi. Aquello me dio a entender todo «¡LO HIZO APROPÓSITO!» Comenzaba a hervirse mi sangre, y al poco tiempo formé un puño en mi mano izquierda.

Anya no paraba de hablar mientras la seguíamos hacia la cocina, él parecía escucharla ciertamente con atención. No tardamos demasiado en toparnos con mi madre.

—¡Hola cariño!.—Exclamó ella, y si hay una razón por la cual dejé entrar a Alexei a casa... es por que Yuri Ksavid se encuentra de viaje.«Ni me imagino el escándalo que armaría ese sujeto, y lo que menos quiero... es perjudicar a Anya con ello.» Suspiraba observando de soslayo a mi hermana, quien verborragica no paraba de comentar y hablar con Alexei de todo cuanto se le venia a la mente. Ella parecía sorprendida de que el pelirrojo, pudiera seguiré el paso a todas sus historias, anécdotas y pensamientos sin dificultad. « Valla... hasta de hecho creo que parece tener mas en común con ella que conmigo. No, a caso...¿¡Entre ellos se entienden mejor que conmigo!?»

—Sista, ¿Por que no puedo hablar contigo de todas estas cosas?, ¡Que suerte tienes de tener a Vladi!, De hecho hasta quizás sea demasiado listo para ti.—Canturreó con aquel encantador sonroso en sus mejillas. Por mi parte suspire brindando un ruedo de ojos, ante lo cual el pelirrojo no hizo mas que posar su mano sobre sus labios tapando así aquella impertinente sonrisa.

La ley del amor.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora