Capitulo V | Mi desicion.

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Alexei

Dos oficiales un tanto extraños llegaron. El pelirrojo en susurro ordeno que los movieran y los llevaran a ''ese lugar'', nadie mas volvió a saber nada de Smirnov ni sus colegas.




(...)





Tatiana

La ultima imagen que vi fue la del oficial acercándose a mi, pero estaba agotada los golpes y la angustia sufrida me habían provocado un severo cansancio, él mismo me sube a su espalda. En medio de esa situación espantosa que acababa de vivir, su perfume me reconfortaba, me envolvía en un aire de seguridad.

—Gr-gracias...—Tartamudee muy bajo, a penas y podía articular palabras después de lo ocurrido, y tampoco podía moverme con facilidad. Estaba bastante aturdida, pero me daba cuenta de que estaba siendo cargada por aquel pelirrojo.

—Tonta...¿Por que fuiste si te dije que era un idiota?...—Bufó rodando los ojos, pero note algo ese día en el oficial. No era un lobo vestido de cordero...

 «Es un cordero vestido de lobo» 

Pensaba, mientras lo observaba de soslayo. Su mirada se enfocaba hacia delante, con el ceño levemente fruncido. Sonreí con suavidad para caer vencida por el cansancio sobre su hombro.




(...) 





Desperté un par de horas después en lo que parecía ser la enfermería.


— ¿...que?...¿DONDE ESTOY, QUE PASO?...—Reaccioné levantándome de golpe, mirando a todos lados, pero no había nadie mas conmigo. —La enfermería...—Pestañeé observando el lugar para luego dar un suspiro, y tomar mi adolorida cabeza que se encontraba con una venda. Llevaba vendas mayormente en mi cara , brazos y cuello.


—Cierto...—Musite, al recordar lo que realmente había pasado con Smirnov, y una lagrima de coraje recorrió mi mejilla para seguidamente darme una nítida imagen del perfil del oficial, la patada que derribo a Smirnov, y como me alzo sobre su espalda.


—Quiero agradecerle, ¡tengo que encontrarlo.!—Con cierta dificultad me puse de pie, note que tenia un uniforme nuevo ya que... recuerdo que el que llevo normalmente se encontraba roto y manchado de sangre, tierra y lagrimas. Al dar unos cuantos pasos logro encontrarme con la enfermera.

—¡Señorita Kuznetsov no puede caminar aun!.—Indicaba la mujer.

—Estoy bien... ¿Como llegue hasta aquí?, ¿que hora es?, ¡Necesito irme!—

—La trajo el oficial Vladimir.—Menciono ella.—Se veía preocupado por usted.—En ese momento se me heló la sangre.

«No... ¡¡¿¿No me digas que??!! se que su trabajo pero ¡¡¡No quiero que le cuente a nadie lo que sucedió!!! ¿¿¿y si todos lo saben ya???»

La ley del amor.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora