Tatiana
Aquel recuerdo acabo haciendo brotar unas silenciosas lágrimas, las cuales comencé a retirar con mis manos, hasta que mí mejilla sintió aquel contacto diferente, sorprendiéndome así al observar el rostro de Alexei tan cerca del mío. ¿Exactamente cuándo se movió?, se ocupaba de retirar las lágrimas de mis mejillas con tal calma y paciencia que acabaron por encandilarme nuevamente en su mirada, una mirada contenedora, que me hacía sentir aquella seguridad, esa calma, y sobre todo... apreciarla maravillada. Sin embargo, su vista no se posaba sobre la mía, sino... sobre mis mejillas. El único sonido que se podía escuchar, era el de aquellas chispas.
—Tranquila...—Susurro acariciando ahora mi rostro con suma lentitud, posicionado en cuclillas delante de mí.—Eso ya paso, y jamás te volverá a pasar. ¿Sabes por qué?.—Entonces, despertó mi curiosidad, con lo cual su vista se posó sobre la mía, enseñando una mirada completamente nueva para mí. Inexplicable.—Porque serás policía.—Determino con seguridad, aun hablando entre susurros acogedores.—Y por qué si alguien te toca...—Generó una breve pausa.—Voy a matarlo.—Él susurró desapareció por completo, y sus ojos intensificaron más aquella mirada, una mirada que enseñaba aquellos ojos atroces y hermosos, cuyo fuego ardiente consumiría la fuerza y el coraje de cualquiera quien los contemplara, la mirada digna de un impetuoso asesino.
—A-Alexei...—Sin embargo ese ''miedo'' no logro depositarse sobre mi corazón, porque comprendí casi sin pensarlo a quien realmente se dirigía la misma, más bien fue otro sentimiento el que aquel día se instauro en mi alma. Poco a poco los centímetros entre nosotros se iban acortando, yo estaba encandilada por aquellos fogosos ojos agua marina, el tomo mi barbilla con delicadeza, volviendo así la distancia entre nuestros labios imperceptible, el ardor en mis mejillas aumento considerablemente y mi corazón palpito desaforadamente. Aquel beso... se hubiera consumado si no fuera por el crujido que se oyó de fondo, el cual nos hizo voltear a ambos. El pelirrojo se puso de pie, dando un par de pasos para investigar el causante de aquel crujido aunque al cabo de unos minutos se dio por vencido.
—Habrá sido alguna liebre.—Comentó con cierta despreocupación, estirando sus brazos con pereza hacia atrás, con su torso aun al descubierto. Tras ver aquello, mis mejillas tomaron color nuevamente, por lo cual volteo con velocidad hacia otra dirección.
—Pareces... con sueño, será mejor dormir.—Carraspeé con cierta pena, intentando focalizarme nuevamente en el fugo.
—Si, eso creo.—Comento con un bostezo mientras se ubicaba debajo del toldo que se había encargado de levantar, volteando su cuerpo del lazo, de manera que me daba la espalda. Por mi parte también comencé a buscar una buena posición de dormir.
—Buenas Noches Kuznetsov.—Finalizó.
—Buenas noches... Alexei.—Respondí, con un dulce susurro, entre el sueño y la realidad, aquello dejo un tanto sorprendido al pelirrojo.
(...)
El frió descendía. Mi ropa aún no estaba seca por completo, y poco a poco la llama se iba apagando, con lo cual... llevaba puestos los pantalones, la ropa interior superior y una chaqueta por encima. Podía ver mi blanquecino aliento al tiritar de frió, y oír el aullar de los lobos que me habían desvelado. El pelirrojo por su parte parecía dormir plácidamente sin perturbación alguna. Dudaba si acercarme más al fuego, ya que debería salir de debajo del toldo... y de todas formas por la mañana se habría apagado. Bufe intranquila sin saber qué hacer, desviando la mirada hacia el risueño pelirrojo.
—Quien diría que haría tanto frió en esta época...—Balbuce tiritando, intentando apañarme más del frió con aquella insulsa prenda que cubría mis espaldas.
—¿Tienes frió?.—Su voz sonaba un tanto adormilada, pero aquella habilidad casi instantánea suya me sigue sorprendiendo.
—E-estoy bien...—Mentí de una manera poco creíble, puesto que tras mis propias palabras se oía el temblequeo de mis dientes.
—Ven, anda.—Comento aun de espaldas, a lo cual no respondí por la sorpresa que género en mí.—Vamos, ¿O quieres amanecer congelada? Ven si tienes frío, pero si prefieres coger una pulmonía mañana...—Indicó con cierto tono persuasivo, y en cierto punto tenía bastante razón. «Dormir...¿A-A SU LADO?» Entonces mi cara comenzó a tomar color, hasta parecía que el frío se me había pasado «Y-Y ENCIMA...¡¡SIN CAMISETA!!!».
—¿Vas a venir o no kuznetsov?, ya me quiero dormir.—Puntualizó. «B-bueno... n-no es nada malo ¿Verdad? E-es decir, somos solo compañeros. Si, e-eso mismo...»Argumentaba para intentar tranquilizarme, aquellos pensamientos se presentan a medida que avanzó hasta posicionarme al lado del pelirrojo, con cierta vergüenza y pudor, me coloco de manera que mi espalda choque la suya, intentando cubrirnos con la chaqueta que traía. «B-bueno... e-esto no es tan malo ¡Tranquila Tati!» trague saliva, aun completamente enrojecida mientras intentaba prepararme para descansar... pero un movimiento irrumpe en la calma que se comenzaba a formar. Alexei se da la media vuelta de una manera un tanto sorpresiva, pegando su frente a mi espalda, pasando su brazo por mi cintura en un abrazo. Mi cuerpo se estremeció por completo, y cerré mis ojos con fuerza escuchando atenta a mi corazón enloquecido.«D-D-DIOS,DIOS,DIOS,DIOS,DIOS,DIOS,DIOS...¡¡DIOS!!» Aunque no efectuó palabra alguna «¿Estará dormido ya?, quizás... fue un movimiento de inercia...¿Verdad?»Y tras pensar aquello, el agarre se vuelve más profundo y me aferra más a él, de manera que puedo sentir su aliento sobre la piel de mi cuello, y con aquella respiración calma se acerca más a mi oído con un susurro seductor.
—Tengo que abrazarte para que no sientas frío.—No podía ver su rostro, pero podía sentir que sonreía, con esa calidez y sensualidad que tanto caracterizaban al oficial, y aun con ese pudor que sentía, y con cuidado...pose mi mano sobre la suya.
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ND/A: Lo se, soy una amante de los chicles ;_; ''Deby eso del frió lo vimos en todos lados :v'' lo siento bbs, pero lo necesitaba (?) #Cliches
Gracias por leeer!! :3 Voto, leo sigo y vicecersa :3
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La ley del amor.
Roman pour AdolescentsNuestra historia comienza en Rusia, San Petersburgo donde Tatiana Kuznetsov, una bella joven de dieciocho años está lista para dar sus primeros pasos en la la vida. Escogiendo una vocación por desicion propia, peca de inocencia pues ignora todo lo q...