Tatiana
Tras poco tiempo de viaje, acabamos por llegar a la disco. La misma había sido reservada por nosotros los cadetes de todas las divisiones, porque éramos una buena cantidad. Era nuestra fiesta de egresados después de todo.
Dos guardias se situaban en la puerta, y se encargaban de revisar cada entrada y buscar los nombres y apellidos de la lista. El pelirrojo, bajo del auto, me abrió la puerta y seguido de eso puso la alarma de su vehículo en función.
—¿Nombre?.—Anunció ante nosotros el guardia de la puerta, antes de dejarnos entrar.
—Kuznetsov Tatiana, y Vladimir Alexei.—Indicó, y una vez nos hallo en la lista, desato aquella cadena para dejarnos pasar. «Me pregunto... ¿Dónde estará Tasha? , espero no se preocupe...»
—¿Preocupada por tu amiga?.—Adivinó al instante, mientras nos hacíamos paso entre las personas y la música.
—Le dije que te recogería, así que descuida.—Afirmó generando un gran alivio, y al fin a la distancia divise a la morocha.
—¡Tianaaa!, ¡¡¡PRINCESA!!!.—Anunció efusiva, arrojándose a mí en un abrazo, manteniendo en su mano un trago formado por Vodka y licor de frutillas.
—Dios...Nat ¿Estas ebria?.—Inquirí tras sentir aquel intenso aroma a alcohol y la efusiva de la pelinegra.
—No,no no.—Determinó, alejando su abrazo, tras intentar poner una mirada seria.—No estoy ebria. Estoy MUY ebria.—Y así, finalmente su temple serio desapareció regresando a la risa efusiva, con la cual brindo un trago más a su bebida. Suspire llevándome la mano a los ojos con pesadez, y seguidamente fijo su vista en el pelirrojo.
—¡Oficial! ¿Cómo va todo eh?.—Extendió su puño cerrado con la intención de chocarlo contra el ojos turquesas, quien con una sonrisa incrédula y una ceja en lo alto accedió a tal saludo.
—Muy bien Ofii, tenga, bríndese una alegría.—Y así, le cedió su trago al pelirrojo para finalmente secuestrarme.
—Me la llevo un segundo, no me tardo.—Y junto a la pelinegra nos alejamos hacia una esquina poco circulada. Había algunas mesas, música fuerte y alcochol. Nuestra división se encontraban casi todos reunidos que fue hacia donde se dirigía Alexei, tras haber sido llamado por alguno de nuestros compañeros.
—Oye oye, ¿QUE ES ESO QUE TE FUE A BUSCAR A TU CASA?.—Inquirió ella a hurtadillas.
—No lo se Nat, abrí la puerta y allí estaba...—Comenté pensativa.—¡Siquiera le dije en donde vivía, no se como lo adivino!.—
—Perdón, esa fui yo.—Admitió con un carraspeo.
—¡¿LE DISTE MI DIRECCIÓN?!.—
—Pues...¿Si?.Oye no me culpes, me pregunto dónde vivías y se lo dije.—Ella se encogió de hombros despreocupada.—Pero ya cuéntame lo que pasa entre ustedes, porque no me creo mas ese cuento de ''Me entrena''.—Explico, imitando mi voz gesticulando una comillas para resaltar la frase con sarcasmo.
—En serio Nat... no hay nada...—Desvié la mirada.
—Vamos Tiana, ¿O no soy tu mejor amiga?.—Alegó haciéndome repensar, y finalmente solté las palabras que rondaban en mi mente inseguras.Suspire.
—Todo es muy confuso... yo... no sé. Creo que me gusta pero, el parece jugar siempre de la misma forma con todo el mundo... Nat.—Y los sentimientos del desasosiego hicieron mella en mí.
—Oye oye...Nada de caras largas.—Poso su mano sobre mi hombro.—Además yo creo que le gustas. Jamás nadie lo ha visto con otra mujer ni nada raro, desde hace tiempo...—Observábamos al susodicho, el cual se encontraba tan placido charlando con la división.
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La ley del amor.
Ficção AdolescenteNuestra historia comienza en Rusia, San Petersburgo donde Tatiana Kuznetsov, una bella joven de dieciocho años está lista para dar sus primeros pasos en la la vida. Escogiendo una vocación por desicion propia, peca de inocencia pues ignora todo lo q...