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Capítulo 2 — Familia


Uxo esquiva un par de golpes. Sabe que no está preparado para hacerle frente, pues no tiene nociones de lucha y tampoco tiene una forma física espectacular. Además, desde que su hermana había sido golpeada, una parte de él empezaba a sentirse vacía, apenada y consumida. Y esa parte, empezaba a absorberle a él.

Su madre había dejado de gritar el nombre de padre. Y en cierto modo, el joven Uxo no sabía si eso le proporcionaba calma o si debía mantener todavía más la alerta ante otro posible vándalo.

El hombre de casi dos metros de altura, sonríe malicioso mientras acomoda sus ropajes de los cuales, anteriormente se había despojado para poder violar a Nilsa antes que su aliado. Uxo, cegado por la furia y la impotencia, se abalanza sobre el hombre con las pocas fuerzas que su cuerpo retenía. Pero todo es en vano cuando el hombre, con una de las cuerdas con la que sujetaba sus armas, la enlaza en el cuello de Uxo intentando ahogarle. El joven sólo podía vislumbrar la puerta exterior, mientras sentía la fuerte respiración del vándalo a sus espaldas. Las fuertes manos de este, sujetaban la cuerda con demasiada fuerza apretándola contra su cuello. Uxo sabía que no podría aguantar la presión mucho más tiempo. Su mirada empezaba a nublarse y un cosquilleo emergía de sus pies.

No obstante, como si el mismísimo Ull poseyese su cuerpo, Heleritz vuelve a entrar en escena con una mirada totalmente diferente. Se abalanza con su cuchillo en mano, hacia el hombre que sostenía a su hermano y consigue atestarle un golpe en el ojo derecho, clavándole el cuchillo y dejándole una marca irreparable desde su frente hasta su barbilla, consiguiendo que el bárbaro pierda su ojo para siempre.

Uxo cae al suelo con una respiración marcada y agitada. Heleritz mira a su hermano con un ágil movimiento y vuelve a centrarse en el hombre que tenía delante de ella. No podía permitir que atacase a su hermano, no ahora que estaba débil. Sentía la agonía de su hermano debido a la necesidad del aire que su cuerpo reclamaba y en cierto modo, eso acababa aturdiendo sus pensamientos.

El hombre enfurecido recoge su hacha con ambas manos y empuja a Heleritz hasta la misma posición donde se encuentra Uxo. Ésta tropieza con la figura de su hermano, a cuclillas en el suelo y también cae con él. Los mellizos lucen indefensos, ambos saben que no tienen los conocimientos ni las capacidades para poder vencerle. Es un hombre con experiencia, se nota en sus movimientos.

Relame sus labios, mientras observa a Heleritz tumbada en el suelo. - Si la furcia de tu madre me ha podido satisfacer, tú también lo harás, lo lleváis en los genes.

En ese momento, Uxo recuerda que su madre aún se haya en el dormitorio. Intenta llamarla pero Heleritz silencia sus gritos tapando la boca de su hermano. — Está inconsciente. — Afirma la joven sin apartar la mirada del vándalo que lentamente empezaba a acercarse mientras bajaba sus pantalones.

— Hel, vete. Yo puedo con él. — intenta protegerle Uxo quien a duras penas, logra ponerse en pie mientras se aferra a la mesa de madera donde su madre había sido violada momentos antes.

— No pienso dejarte.

— ¡Abandona, estúpida! — grita Uxo quien irremediablemente no puede ocultar las lágrimas de su rostro, las cuales, escapan mostrando el temor que tenía el mismo por no conseguir salvar a su familia.

— No vas a llevarte tú todos los méritos, hermanito. — pronuncia la pelirroja poniéndose en pie junto a su hermano.

Heleritz le tiende la mano a su hermano, consiguiendo que este la coja. Ambos vuelven a sentirse uno, vuelven a sentir la fuerza de los dioses y en concreto de uno de ellos, Ull. Experimentaban un poder extraordinario, fuerte, seguro y firme. Se veían capaces de conseguir cualquier éxito en batalla, parecían poder adelantarse a los movimientos del bárbaro. Ambos con sus manos desnudas, iban a hacerle frente. Pero el poder también requería de un entrenamiento que no habían practicado. Sus cuerpos no estaban acostumbrados, y a cada segundo que pasaba, conseguir sostener la fuerza de Ull, se hacía más costoso. El resultado en sus cuerpos era devastador y cada vez les causaba más estragos.

Northland (Ivar The Boneless)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora