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Capítulo 46 - Final

El mensajero parece llegar tarde pues solo 2 lunas más tarde retumba el ruido de aerófono por todo el pueblo de Sogn anunciando la llegada de los drakkars a la orilla. Uxo recoge su arco el cual reposaba sobre las paredes del habitáculo, cerca de la puerta. Mira a Gersemi, quien con un rápido movimiento de cabeza entiende que debe prepararse. Corre hacia el ganado, aprovecha para encerrarlo y recoge el escudo que durante tanto tiempo ha estado ocultando a su familia de entre el forraje. Heleritz aparece a su espalda, carraspea su garganta consiguiendo que la joven se sobresalte.

—No es lo que parece.

La melliza lanza su espada hacia la joven quien consigue cogerla al aire y enfundarla en su cintura —Obviemos esto hacía tu padre.

Gersemi sonríe cómplice y con gran valor sigue a la pelirroja quien a paso ligero, se hace hueco hasta llegar a la primera línea de encuentro. Uxo la espera con su rostro serio pero debe mirar dos veces hacia su costado para cerciorarse de que la joven armada que acompaña a su melliza, es su hija Gersemi.

—¿Qué haces aquí? — espeta molesto.

—No es momento ahora — interrumpe Heleritz intentando librarse de las palabras del mellizo.

El drakkar consigue llegar a tierra firme obteniendo cada vez más expectación. Heleritz se acerca a paso firme, pues ahora era ella quien tenía el poder de Sogn así como también, la responsabilidad del mismo. Sin embargo, es inevitable que su corazón no se vuelque al contemplar tan majestuosa figura. Era él, había vuelto.

Su imponencia se apoderaba de todas las miradas. En sus brazos sostenía a un niño cuya mirada no podía ocultar el asombro que le había proporcionado el viaje.

—Hasta un crío ha viajado más que yo — refuta Gersemi desconforme por lo bajo.

Su padre le dedica una mirada de desaprobación mientras prepara su flecha para ser disparada si hiciese falta. La muchacha observa los movimientos de su padre con tal admiración que su pecho aumenta por el orgullo que le traslada. Brynjar desenfunda su hacha tras ver como el protector se preparaba. Y eso, aunque al mellizo le costase admitirlo, le había gustado. Un hombre rudo, protector y valiente era lo mínimo que su hija iba a necesitar pues aunque no quisiera admitirlo, la actitud de Gersemi le era bastante familiar.

Ivar baja del drakar y deja en el suelo al pequeño que sostenía en brazos. —Reina Sogn, te presento a Einar.

Una sonrisa nostálgica aparecen en los labios de la pelirroja. Asiente levemente con la cabeza, dándole la aprobación al deshuesado para que puedan acercarse.

—¿Que te trae por aquí, deshuesado? — insiste la melliza.

—Quizás podríamos discutirlo en un lugar más privado.

La tensión había aumentado. No solo por la incertidumbre si no por los aires de grandeza que sin quererlo, Ivar estaba transmitiendo.

—¡Esta noche celebraremos tu llegada! — anuncia el protector hacia el pueblo.

—Claro, esta noche lo celebraremos.

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La noche llega. El pequeño Einar corretea junto a la pequeña Siggy, hija de Bo. Son muchas las personas que se han ofrecido a ser testigos del acontecimiento que se llevará a término, por lo que, son muchas las que ocupan el lugar.

Heleritz y Uxo abrumados, salen de la vivienda. En el rostro de la melliza se contempla la incertidumbre por la situación. Ivar hace acto de presencia y consigue llevarse la atención del protector.

—Será mejor que me retire — sentencia el mellizo abandonando el lugar.

El deshuesado se acerca a la melliza con cautela. Han pasado muchos años y, a pesar de estar seguro de sus sentimientos, desconoce si en esta ocasión serán recíprocos todavía. Apoyado en su bastón, se coloca al lado de la pelirroja y mantiene el silencio que se ha formado. Sus rostros se alumbran con la luz de la hoguera. Y él no puede evitar pensar que está preciosa.

—¿Para qué habéis venido? — rompe el silencio Heleritz— Pensaba que tus tareas como rey y padre te mantendrían alejado de Sogn durante mucho más tiempo.

Ivar duda sobre la veracidad de sus intenciones. ¿Realmente la melliza quería liberarse de él o estaba demasiado dolida por el paso del tiempo?

—Einar me preguntó sobre su nombre. Solamente quise mostrarle quien lo decidió.

Heleritz mira hacia el interior y en la lejanía puede ver como Einar y Siggy siguen jugando. Él dos años más grande, se aprovecha de la diferencia de edad para ganar a Siggy en las batallas que están fingiendo.

—Pues ya conoce de mi existencia, podéis marcharos. Ordenaré que os abastezcan para que vuestro viaje sea lo más ameno posible.

Ivar aprieta sus nudillos. La ira sigue siendo un gran impedimento para él y que la sanguinaria estuviese mostrando tanta indiferencia, era cuanto menos, doloroso. Asiente en silencio y gira sobre sí mismo.

—Ivar

El deshuesado gira levemente su cabeza en dirección a la melliza.

—Jamás pensé que te rendirías tan rápido en un duelo.

Ivar sonríe de medio lado. Es una sonrisa triunfante, orgullosa, llena de esperanza.

—Tampoco pensé que mi adversario fuese tan...

—¿Sanguinaria? — menciona la melliza con un toque de picardía.

Helertiz no entendía sus acciones, no obstante, no podía acallar lo que sus pensamientos incesamente le repetían. Estaba cansada de seguir luchando contra sus sentimientos cuando después de tantos años volvían a presentarse enfrente. Heleritz era consciente de lo que sentía por Ivar y todavía era más conocedora de lo que el deshuesado era capaz de hacerle sentir con solo mirarla. Había echado de menos cada mirada, sonrisa e incluso el tacto y aroma de su cuerpo. No podía evitar pensar que Ivar era parte de su debilidad.

—Eso nunca ha sido un impedimento para mí— el deshuesado sonríe, esta vez, notoriamente. Gira para encarar a la melliza. Ambos frente a frente. Recorta la distancia lentamente y a escasos centímetros, retira uno de los rizos que tapaban el rostro de la pelirroja.

Heleritz mira el rostro del deshuesado. Había algunas cicatrices sanadas por el paso del tiempo y las batallas. Por él, también habían pasado los años, pero todavía le hacía más atractivo. Su pelo también había crecido, ahora podía trenzarlo.No recordaba a Ivar tan alto, parecía que hubiese crecido, así como también, parecía que sus hombros fuesen mucho más amplios.

—Tampoco creí que fuese tan fácil alcanzar a mi adversario —continua Ivar.

—Quizás porque nunca se alejó.

El deshuesado lleva su mano al rostro de la melliza. Acaricia sus mejillas y finalmente, acaba con la distancia. 

Fue un beso, pero fue el beso que ambos necesitaban para decidir que nunca más volverían a separarse. 


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Solo falta un capítulo para finalizar la historia. Espero que os guste y de nuevo, perdonad por hacer tan larga la espera.

Northland (Ivar The Boneless)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora