Uxo y Heleritz, dos mellizos acostumbrados a convivir rodeados de la paz y tranquilidad que el asombroso reino de Sogn le proporcionaba, se ven envueltos en una fatídica lucha tras el pacto de unión de su actual rey, Harald I.
Sus padres, dedicados...
Bödvar maldice la cojera de su pierna cuando por culpa de esta, pierde el equilibrio, perdiendo la oportunidad de atestarle un golpe crítico y mostrándose débil ante Gerd.
— ¿Después de tantos años, intentas enfrentarte a mí?
Gerd no cabe dentro de sí con tanto orgullo. Piensa que, después de tanto tiempo, ha llegado su momento para proclamarse leyenda, para que todo el mundo pueda envidiarle, después de entregar la cabeza de Bödvar al rey al que tanto ha acusado de traición. Sin embargo, esa oportunidad se esfuma en el mismo instante en que parte del techo del hogar del berserker cae debido a la intensidad de las llamas.
Heleritz reacciona al golpe, no solo por la intensidad en la que ha caído y el humo que se ha levantado tras ello, sino por quien se hallaba allí. Su madre había quedado sepultada tras las runas. Baja de la mesa cubriendo sus pechos con los retales de sus ropajes y notando el fuerte dolor en él, pasa su mano reiteradas veces por encima, asegurándose de no ser ella quien ha recibido el golpe con el hacha. Pisa el cadáver del hombre que anteriormente ella misma había atravesado su tráquea acabando con su vida y camina hacia, ahora las llamas.
— ¡No, Heleritz! — Grita su padre confuso —No te acerques o te quemaras.
— ¡Madre se halla entre los escombros! — vocifera la adolescente, caminando notando como a cada paso que da, su hermano se aleja más de la vida. No puede dedicar las fuerzas en sus pasos, cuando Uxo necesitaba de su energía más que nunca.
Bödvar parece comprender la situación cuando queda inmóvil en su lugar, sin importarle nada. Todos los recuerdos con su mujer inundan su mente, desde que la conoció, pasando por el exilio, el nacimiento de sus hijos, la adquisición de la granja que tanto les había costado conseguir, y ahora, el desprendimiento del techo de la misma sepultando a su esposa. No podía creer lo que sus ojos le ofrecían. Gerd, aprovechándose de la situación, atesta un golpe contra el brazo de Bödvar.
— ¡Inutil! Si pretendes matarme, al menos hazlo en el brazo que puedo sentir el dolor. — escupe Bödvar enfurecido.
Las muecas de la cara de Gerd cambian completamente tras vislumbrar el rostro irreconocible del berserker. Todo en él parecía haber cambiado en tan solo segundos, no era el mismo, ahora estaba recubierto de todo el odio que durante años había encubierto.
— Cariño... primero los niños... — grita Nelsa aguantando la agonía que le producía las heridas que seguramente padecían sus piernas. Su cuerpo, enterrado bajo los escombros del techo en llamas, estaba atrapado. La mujer, sabía perfectamente que si su esposo se dedicaba a salvarla, ninguno de ellos saldría con vida.
Bödvar asume el riesgo que comporta dejar a su mujer atrapada para salvar a sus hijos pero un atisbo de esperanza se halla en su interior al escuchar las palabras de su esposa. Sabe que esta viva y piensa regresar a por ella.
El berserker, ignorando completamente la ardua batalla que momentos antes estaba viviendo contra su enemigo, Gerd, se dispone a abandonar su hogar. Pasa su fornido brazo por la cintura de Heleritz elevándola sin problemas y colocándola sobre su hombro y después, camina con ella a cuestas para hacer lo mismo con Uxo, aún esperanzado por poder salvar al muchacho tras toda la sangre que ha perdido. Bördvar, mantiene a sus dos hijos en el mismo hombro y camina hacia la salida, dándose cuenta que, Gerd también ha abandonado el lugar. Se adentra unos cuantos pasos en el bosque contiguo a la casa para poder ponerlos a salvo y, a la mayor velocidad que sus piernas le permiten, vuelve a caminar hacia su hogar para intentar salvar a su esposa.
Sin embargo, es demasiado tarde. Antes de poder llegar a su hogar, ya vislumbrándolo ante sus ojos, éste se derrumba por completo y es consumido por unas llamas gigantescas.
— ¡NO! — grita sabiendo que esa será la última vez que verá a su esposa.
Oculta sus lágrimas, sintiendo como parte de su corazón a muerto en ese mismo instante, y vuelve al bosque donde ha dejado a sus hijos. Ahora solo él, podrá salvarles.
Sin rumbo, camina con sus hijos sobre el mismo hombro. Bödvar seguía siendo un hombre fuerte y lo demostraba cada vez que cogía un arma, no solamente en combate, sino también para cortar leños. Además, debido a la incapacidad de su brazo, había desarrollado mucha agilidad con las partes funcionales de su cuerpo y, conseguir llevar a sus hijos a cuestas no era un esfuerzo en estos momentos para él, sino más bien, una preocupación constante por las heridas de ambos.
— ¡Bödvar!
En la lejanía, el berserker podía distinguir los gritos de Orvar. Aquel hombre que, sin dudarlo, les dejó alojarse en su hogar hasta que pudieron construir la granja. Se había convertido en un fiel amigo a la familia pero la visita de Gerd, no había pasado desapercibida en la lealtad del berserker y ahora, también desconfiaba de Orvar.
El hombre, también conservaba un corpulento cuerpo pero no tanto como Bödvar. Entre sus manos, mantenía el cuerpo inerte de su hijo, Sindri Orvarsoon. De él, caían gotas de sangre a pesar de estar cubierto con una sábana. El dolor era palpable en Orvar, había perdido el único recuerdo con vida que le quedaba de su mujer, tras fallecer por una larga enfermedad.
Bödvar no podía dejar a aquel que le había dado amparo, desolado. No podía permitir que Sindri no recibiese un entierro digno de un vikingo. Detiene su paso y, camina hacia él.
— Lo intentó... — susurra Orvar mientras contempla el cuerpo de su fallecido hijo. — Fue valiente y lucho con fiereza. Me protegió de dos temidos bárbaros y no gritó, Bödvar. Partió hacia el Valhalla, sosteniendo la mirada a esos bandidos mientras uno de ellos le clavaba reiteradas estocadas.
El berserker, cierra sus ojos, intentando borrar la situación de su mente. — Le daremos una despedida digna, Orvar. Te lo garantizo.
Ambos luchadores, parten en busca de un lugar donde poder refugiarse. El tiempo corre en su contra y miles de obstáculos se entrometen en sus vidas con cada milla que recorren.
...
YAAAAAS! Nuevo capítulo.
No puedo evitar actualizar, tengo todas las ideas en mi cabeza y me bombardean!!!!!
Nos seguimos leyendo :)
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