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P.O.V Marcus

Al contrario de lo que creía; Alan no fue al colegio ese día.

Suspiré aún pensando en las palabras de Alexander; se había burlado completamente de mí. Solté un gruñido mientras sentía mis mejillas arder.

Él siempre es tan... Frío, distante, nada empático y sobre todo muy tenebroso. Aunque, cuando lograbas quitar esa barrera, simplemente encontrabas a un chico muy dañado.

Sé que es egoísta pensar que yo puedo arreglar todos los daños que Alexander ha vivido durante toda su existencia. Pero tal vez no me importa ser egoísta en eso. Quiero a Alexander incluso con su seriedad y groserías, amo todo de él... Incluido sus demonios. Y si debo luchar contra ellos lo voy a hacer, aunque sepa que no es lo correcto llevar una carga que no me pertenece.

Igualmente lo haré.

...

Tras vestirme de una forma casual y cómoda-como siempre acostumbraba a vestir-bajé las escaleras hasta llegar a la entrada de mi casa. Mi madre me detuvo antes de que saliera de esta.

—¿Vas con Alexander? —preguntó con una tierna sonrisa alegre. Mi madre siempre fue una mujer fuerte, llena de coraje y valor, capaz de seguir adelante después de que mi padre falleciera en medio de su embarazo.

La verdad es que la admiraba mucho. Su determinación es una de las cosas que quiero llegar a conseguir.

—Sí, vamos al cine —respondí devolviéndole la sonrisa. Ella suspiró negando con la cabeza.

—Pásatelo bien, hijo... Y no hagáis cosas de adultos —añadió entre una leve risa escandalosa de las suyas. Mi rostro ardió con brusquedad, casi asfixiándome.

—¡M-Mamá! —repliqué cerrando los puños muy avergonzado. Ella sin dejar de reír despeinó con cariño mis cabellos.

—Era broma, era broma... Sé que si queréis lo haréis diga lo que diga —Sus risas cesaron, mirándome con una expresión seria pero algo añorante. Siguió acariciando mi cabello, bajando su mano hasta mi mejilla y suspiró .— Cuídate, cariño —Besó mi frente.

Yo asentí mirándola con curiosidad.

—No seas sombría —gruñí con un puchero. Mi madre rodó los ojos antes de acercarse hasta la puerta y abrirla.

—¡Largo, anda! —dijo con una falsa molestia.

—¿¡Y ahora me echas!? —Caminé hasta la puerta y salí al exterior. Ella me enseñó la lengua de manera infantil.

—Te quiero aquí antes de las doce ¿entendido?

—Mamá... Tengo diecisiete, me queda un año para ser mayor de edad —murmuré serio. Ella pareció incendiarse de ira ante mi comentario.

—¿¡Entendido!?

—¡S-Sí! —Y sin más salí corriendo de allí antes de que algo horrible ocurriera.

Quedé con Alexander en la parada del autobús. Mas él ya estaba allí antes de la hora acordada, y para ser sincero me sorprendió bastante.

—Alexander... —lo llamé, pues él parecía no haberse percatado de mi presencia. Se quitó los auriculares y elevó su mirada, encontrándose con la mía.

✖¿Hay amor?✖ (BL) FINAL IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora