XVIII

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P.O.V Marcus

No sabía que hacer. Alexander no paraba de llorar e íbamos a llegar tarde a clase.

Aunque en ese momento las clases eran lo último que me importaba.

—Alexander... —lo llamé tomándolo de las mejillas .— Está bien si algún día estás enojado y no quieres verme... Pero prométeme que nunca más vas a forzarte a ti mismo —sentencié.

Él se limpió las lágrimas, pero automáticamente salían otras. Realmente Alexander estaba muy avergonzado y angustiado, y por eso, cuanto más intentaba dejar de llorar más lloraba.

Sonreí leve, enternecido.

—Alexander, vayamos a tomar un chocolate caliente para calmarnos —ofrecí. Él me miró confuso.

—¿Ch-Chocolate caliente en verano? —preguntó, yo asentí tiernamente.

—No hay estación para el chocolate caliente —respondí tratando de secarle las lágrimas. Él detuvo un poco su llanto, aunque aún tenía los ojos cristalizados.

Lo agarré de la mano y comencé a guiarlo hasta una cafetería que había aquí cerca.

...

Ambos estábamos sentados juntos, con unas deliciosas tazas de cacao entre las manos. Alexander miraba su chocolate en silencio, pensativo.

—¿Te encuentras mejor? —pregunté tras darle unos cuantos sorbos a mi taza. Él me miró de reojo y se encogió de hombros.

Quedamos en un silencio bastante incómodo, del que no sabía como salir. Hasta que recordé los lamentos de Alexander cuando me dijo que me quería. Lo miré, interrogante.

—¿Qué hay de malo? —pregunté.

—¿Mmm?

—¿Que qué hay de malo en que me quieras? —especifiqué. Él pareció ponerse tenso, comenzó a ver su chocolate caliente evitando mi mirada.

—Yo... No soy una persona hecha para amar —susurró con la voz quebrada. Le dio unos sorbos a su chocolate y quedó en silencio.

—¿A qué te refieres? No digas bobadas, todo el mundo puede amar —sentencié. Él negó con la cabeza.

—Puede que sí, pero no todo el mundo puede hacerlo correctamente —explicó. Yo lo miré confuso .— Dime Marcus, ¿qué puedes ofrecerme si estamos en una relación? —Su pregunta me pilló desprevenido.

— Y-Yo.... Emmm...

—¿Tu cariño, tu corazón, todo de ti? —cuestionó. Yo asentí sin dudarlo, él sonrió tristemente .— ¿Y yo? ¿Yo que puedo ofrecer? —Abrí los ojos pasmado.

—Ahhh... Pues... —Me interrumpió.

—Nada, no puedes dar nada cuando ni siquiera tú mismo eres algo, yo no soy suficiente para ti, solo puedo darte problemas —declaró firme .— Es por eso que no debo querer a nadie, porque siempre acabo dando problemas —añadió antes de darle unos sorbos a su chocolate caliente. Yo negué.

—Eso no es cierto, y aunque lo fuera, no es necesario que me des nada, soy feliz solo con que estés conmigo

—Las relaciones no funcionan así, Marcus —Alexander frunció el ceño .— No puedes darlo todo y no recibir nada, ambas partes deben dar algo... Y yo no estoy hecho para eso, solo estoy hecho para quitarlo —Me vio fijamente, con una mirada que indicaba persistencia.

✖¿Hay amor?✖ (BL) FINAL IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora