XII

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P.O.V Marcus

Los exámenes acabaron, y mis notas fueron excelentes. Mis madres estuvieron orgullosas de mí, y me consintieron durante la tarde en la que obtuve el boletín de calificaciones. Recibí mi postre favorito: un delicioso pastel de limón de parte de mi mamá. Y Anna en cambio, me compró un disco de uno de mis grupos favoritos de siempre: Queen.

Pero no podía disfrutar mucho de esos increíbles regalos, pues hacía unas semanas que no veía a Alexander y estaba muy preocupado.

La mujer, la cual creo que es la abuela de Alexander, me informó de que estaba "enfermo", y que no podía verlo.

Sentí que mentía en seguida, Alexander no se enfermó en primavera después de dos horas bajo una lluvia intensa, con la actual temperatura era imposible que se enfermara.

Además, ¿por qué no me dejaba verlo de todos modos? Si tuviera un resfriado o gripe no sería para tanto, podría verlo y cuidarlo sin problemas.

Aún así no hubo manera de convencer a la mujer de dejarme ver a Alexander.

Suspiré deprimido, llevándome la mano a la mejilla para recostar mi cabeza sobre esta.

—¿A qué viene ese enorme suspiro? —Anna estaba pasando por en frente de mi cuarto cuando se detuvo .— ¿Qué no te gusta "I was born to love you"? —preguntó, en referencia a que esa misma canción estaba sonando de fondo en mi cuarto.

—No, ¿cómo no me gustaría? Es Queen, Anna —dije soltando una leve risa forzada mientras despeinaba mis cabellos con torpeza. Mi sonrisa se fue tan rápido como llegó, y sin poder evitarlo solté otro suspiro.

Anna entró a la habitación y se apoyó un poco sobre mi mesa, mirándome interrogante.

—¿Acaso tiene que ver con tus tristes suspiros un lindo chico de cabellos azabaches? —preguntó elevando una ceja. Yo reí incrédulo, ¿tan fácil era de leer?

—... Bueno —murmuré. Ella me dedicó una sonrisa divertida para luego despeinar mis cabellos.

—Desembucha pequeño crío —mandó. Yo asentí con un leve puchero.

—Llevo unas semanas sin ver ni hablar con Alexander —declaré triste .— Se supone que está enfermo pero...

—¿Por qué no lo mensajes y le preguntas cómo está? —Negué ante su propuesta.

—No tengo su número de teléfono, además, Alexander apenas usa el celular... Nunca lo lleva encima y siempre lo tiene en silencio, ni siquiera sé por qué tiene uno —respondí dando otro de mis suspiros agotados. Anna me miró incómoda, tal vez porque no parecía que supiera qué decir.

—Entonces solo queda esperar, supongo —dijo levantándose.

—Supongo... —respondí.

—¡Pero no te desanimes! —exclamó volviendo a despeinar mis cabellos con cariño .— ¡Qué horrible que es el mal de amores! —dijo resignada caminando hacia la salida de mi cuarto. No pude evitar volver a reír un poco ante el gracioso acento que utilizó.

...

El fin de semana acabó y llegó el lunes.

Me llevé una gran sorpresa cuando mientras iba al colegio, al mirar frente de mí, vi una espalda y una mochila que me resultaban familiares.

Era Alexander.

—¡Alexander! —lo llamé corriendo hacia él, mas este no se detuvo ni siquiera a mirarme.

✖¿Hay amor?✖ (BL) FINAL IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora