La sala estaba silenciosa, el de cabellos rubios miraba a su derecha por el exterior de la ventana. Era de día.
Se sentía débil y entumecido, juraría incluso que estaba más delgado. Le dolía y sentía molestia en la parte donde recordaba haber sido apuñalado, ahora estaba vendada y no podía verla.
Su mente se encontraba perdida en pensamientos, sobre todo alrededor de Alexander. Aquellos recuerdos fueron interrumpidos por su novia, que acababa de despertar. Se había quedado dormida en el borde de su camilla, Alan había sentido una ternura infinita al ver a la fémina quedarse a su lado toda la noche.
Nada más verlo despierto lo abrazó lentamente y con cuidado, como si temiera romperlo.
—Alan... Me alegro tanto de que estés bien —susurró la chica con una voz rasposa y quebrada.
El nombrado sonrió separandola de él para mirarla a los ojos. Acarició una de sus mejillas con dulzura.
—Siento haberte preocupado —murmuró débilmente. Caroline negó para luego besar la frente de su novio.
—Te quiero —declara antes de dejar otro beso en su mejilla .— Te quiero mucho... —Alan sonríe enternecido, deja un corto beso en los labios de Caroline para luego responder:
—Yo también, demasiado
Entonces los dos escuchan al padre de Alan revolverse en la silla de la sala mientras estira su cuerpo. Al ver a su hijo se acerca a él con rapidez.
—Alan, hijo... Nos has dado un gran susto —El hombre acarició los cabellos de su pequeño con cariño.
—Lo siento papá —se disculpó, su padre negó para luego agacharse y besar su frente, Alan cerró los ojos ante aquel acto.
Días después, Marcus tras enterarse por Caroline de que Alan ya estaba estable, decidió ir a visitarlo, no sin antes avisar a Alexander para que ambos fueran juntos.
Se presentó en la casa del azabache sin avisar. El pelirrojo tenía los cabellos y las ropas algo desordenadas por haber ido con prisas. Su mirada era la misma tierna e ilusionada de siempre.
Llamó al timbre. Al rato una mujer de unos cincuenta o sesenta años, con cabellos cortos y ojos azules le abrió la puerta.
—Oh...Marcus, buenos días —saludó Sophie. El pelirrojo sonrió anchamente, estaba algo sorprendido de que conociera su nombre, pues él no conocía el de la mujer.
—Buenos días... Disculpe, ¿está Alexander en casa? —La mujer asintió apartándose un poco de la entrada.
—Claro, pasa —Marcus sin más preámbulos ingresó al piso. Sophie retiró su chaqueta colgándola en una percha, el de gafas la agradeció humildemente .— Se encuentra en su cuarto, no ha salido desde hace unos días... Espero que tú puedas convencerlo de comer algo, ayer no cenó y hoy no ha desayunado, apenas logro que coma un poco de chocolate y eso que es su comida favorita —explicó Sophie mientras guiaba al invitado por la casa.
Ambos se pararon frente a la puerta del cuarto de Alexander.
—Buena suerte —deseó con una sonrisa tierna. Marcus asintió preocupado por lo que recién había oído de su novio.
Llamó a la puerta después de que la fémina se alejara del lugar.
P.O.V Marcus
—¿Alexander? Soy yo, Marcus... —informé. Nadie respondió del otro lado.
Estaba bastante preocupado, ¿y si volvía a tener otro de sus bajones emocionales? ¿Y si volvió a cortarse?
Tragué saliva inquieto, volviendo a llamar a esa puerta, esta vez con algo más de insistencia.
ESTÁS LEYENDO
✖¿Hay amor?✖ (BL) FINAL II
Любовные романы>>Segundo libro alternativo de "El amor no existe" si no lo has leído recomiendo leerlo antes de este para una mejor experiencia de lectura>Contiene un poco de terror psicológico o escenas gore>Hay contenido +16 o +18>Relaciones hombrexhombre<<