XLIII

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P.O.V Alexander

Tenía el marco y la foto, Alan me había ayudado a escogerlo puesto que yo a veces soy demasiado indeciso.

Ahora estábamos en una tienda de accesorios, el rubio estaba buscando "el collar perfecto" o algo así, solo sé que ya habíamos estado en dos tiendas a parte de esta y no se decidía para nada.

—Alan, sabes que cualquier collar que tú la regales la gustar-...

—¡No puede ser cualquiera! —puso un puchero. Yo rodé los ojos y suspiré, rendido .— Tiene que ser el collar perfecto... Oh, ¿qué te parece este? —señaló uno con el símbolo del infinito.

—Es bonito, además al ser un infini-...

—¿Y este? —Me interrumpió señalando uno de dos corazones plateados.

—También es muy bonito... —respondí neutral, la verdad no tenía mucha idea de qué aconsejarle.

Nos tiramos horas hasta elegir "el collar perfecto", y solo porque presioné a Alan en decidirse de una vez, sino aún estaríamos viendo colgantes.

Al final optó por uno que tenía un pequeño reloj de arena que giraba sobre sí mismo. Era caro, pero Alan pagó igualmente por él.

Después de aquello le ayudé a reservar las entradas del grupo musical por internet.

El en cambio me ayudó a reservar unas para el parque de atracciones... La idea era una especie de suicidio, pero estaba seguro de que Marcus amará volver a ir al parque de atracciones como una cita.

Cuando terminamos ya era tarde, por lo que comenzamos a caminar hablando sobre varios temas.

Descubrí que el padre de Alan tiene novia desde hace poco, y que al rubio le agrada bastante pero aún se siente incómodo con ella. Junto a este dato llegaron muchos más, yo también traté de compartirle algunos sobre mí, pero no sabía por donde empezar.

Pronto llegamos al lugar en el que me encontraría con Marcus y, por tanto, me despediría de Alan. Por suerte llevaba una mochila para ocultar el regalo del pelirrojo, que nos esperaba con las manos escondidas en los bolsillos del pantalón y con una mirada algo incómoda.

De nuevo se pudo respirar la tensión entre Alan y Marcus en el aire. El de gafas se acercó a mí para darme un pequeño beso en los labios, yo sonreí ante tal gesto.

—¿Nos vamos? —me preguntó sin siquiera saludar a Alan. El rubio rodó los ojos y se cruzó de brazos.

Sonreí incómodo y traté de decirle a Marcus con la mirada que le dijera algo a Alan, pero o no me entendió o decidió hacerse el tonto.

—Bueno... Nos vemos, Alan —Acabé por decir aceptando que ambos no se iban a dirigir la palabra.

Alan asintió y me abrazó con fuerza, correspondí feliz, dando un suspiro de alivio. Cuando nos separamos el rubio posó su mano sobre mi hombro.

—Nos vemos Alex —me sonrió antes de irse. Solo cuando estaba lo suficientemente lejos, Marcus borró su sonrisa falsa y puso una cara de molestia. Lo miré gracioso.

—Vamos Marcus, no creo que sea tan difícil tratar de llevarte bien, te recuerdo que fuisteis amigos —dije mientras ambos comenzábamos a caminar dirección a la mansión. Él suspiró y agarró con fuerza mi mano.

—Cambiemos de tema, ¿qué tal la quedada? —preguntó, noté algo de nerviosismo en su voz.

—Muy bien, ¿y tú? —dije acariciando los nudillos de sus dedos. Él se encogió de hombros.

✖¿Hay amor?✖ (BL) FINAL IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora