✖¿Hay amor?✖ (BL) FINAL II

XXXV

[Este capítulo contiene escenas +18 explícitas, se recomienda discreción]

P.O.V Marcus

Apenas nos aclaramos el agua de la piscina y nos secamos. Alexander me tomó de la muñeca con firmeza y comenzó a guiarme al interior de la mansión.

No tardamos mucho en llegar a su cuarto. Sentía mariposas en el estómago y una extraña pero satisfactoria sensación que apenas me dejaba pensar correctamente.

Alexander se veía seguro, a diferencia de mí, que estaba temblando por los nervios y las ansias.

Me sentó sobre el colchón y retiró mi bañador rápidamente. No pude evitar cerrar los ojos y avergonzarme, me sentía totalmente expuesto y algo inseguro.

Mas, al percibir a Alexander entre mis piernas abrí los ojos de golpe, encontrándolo de rodillas frente a mí. Su ojo biológico parecía brillar al verme, y eso me dio bastante más serenidad.

Las finas manos del azabache se dirigieron a mi miembro, haciendo que llegaran a mi mente destellos de mis sueños húmedos sobre él y yo en el baño, cuando lo detuve antes de que hiciera algo como esto.

Pero en esta ocasión no iba a detenerlo, no podría pues no me quedaban fuerzas de voluntad para alejarlo.

Me estremecí al sentir su húmeda lengua recorrer la superficie de mi miembro. Mi corazón se aceleraba por segundos, y mis piernas temblaban abrumadas por el placer.

Vi como Alexander se acomodaba varios de sus mechones largos y sueltos tras su oreja, esa acción hizo que mi miembro solo se endureciera más, comenzando a gotear por la punta.

Tragué saliva y me llevé una de mis manos a la boca, resistiendo el perverso deseo de gemir sin ataduras ni vergüenza.

Por otro lado el azabache se veía extremadamente tranquilo, lamía mi falo con calma y me dedicaba unas profundas miradas, su forma natural de actuar tan solo me encendió más. Posé mi mano libre sobre su cabellera acariciándola, este respondió metiendo mi miembro en el interior de su boca, haciéndome dar un leve espasmo.

Me mordí el labio inferior y sentí como mi cabeza comenzaba a nublarse por el placer.

—Alex... —susurré, aferrándome a sus cabellos. Este empezó a moverse con rapidez, aunque se tenía que detener varias veces a descansar, era obvio pues seguramente esta es la primera vez que hacia este tipo de cosas.

Aún así me sentí en el cielo. Mi mano comenzó a empujarlo hacia mi miembro por impulso, estaba empezando a verlo todo de color blanco y a dejar de prestarle atención a nada más que el delicioso hormigueo en mi entrepierna.

Solo pude despertar de ese fabuloso estado cuando llegué al orgasmo. Abrí los ojos y me encontré de nuevo con el azabache, que mantenía la boca abierta en la que pude ver parte de mi semilla. Mi vergüenza volvió, y me puse extremadamente nervioso.

—¡L-Lo siento Alex, de-debí avisarte y...! —No me dejó terminar, pues lo tragó con la misma cara de inexpresión de siempre. En ese instante sentí que exploté del todo de vergüenza .— ¿¡Por qué has hecho eso!? —dije, preocupado. Este me miró serio, pero parecía satisfecho.

—Porque quería —murmuró. Desvié la mirada de sus penetrantes ojos.

—Pero... —Iba a decir algo mas me quedé sin palabras.

¿Qué iba a decir? Estaba tan nervioso y avergonzado que apenas podía pensar.

No obstante sabía algo: Quería hacer sentir tan bien a Alexander como él lo había hecho conmigo.