XIII

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P.O.V Alexander

Llegamos a la puerta de mi edificio y nos despedimos. Suspiré para luego, sin darme cuenta, comenzar a pensar en Marcus.

Y algo se removió en mi interior, fue muy extraño pero no traté de buscarle un sentido.

¿Y si era eso? ¿Y si nada tiene un sentido y las cosas pasan porque sí? Entonces, ¿por qué los humanos nos frustramos tratando de encontrarle siempre un por qué a las cosas?

"¿Cómo se creó el universo?". Creándose, no hace falta que todo tenga un creador, a veces las cosas se crean por sí mismas.

"¿Por qué hay personas con tan buena vida y otras con una tan horrible?". Porque no tiene un sentido o algo que lo dicte, no hay favoritismo, solo es así.

"¿Qué hay después de la muerte?". Qué importa lo que haya si cuando mueras lo sabrás. Si no hay nada y desapareces, ni siquiera lo notarás, ¿de qué sirve temerle a algo que simplemente llegará en algún momento?

Que hipocresía la mía, pues aún así, yo le temía a algo que me resultaba mucho más aterrador que la muerte: El amor.

Y esque cuando ya has vivido el amor empiezas a temer que vuelva a llegar, tal vez porque no quieres depender tanto de alguien.

Yo dependía de Alan como de Sophie, y era horrible que me doliera tanto cualquier cosa que a ellos les afectara. Tenían mucho poder sobre mí, y no quería que eso volviera a pasar.

En este mundo existen dos tipos de personas:

Los que están hechos para amar, que pueden perder todo y ser felices con ello, aquellos que tienen la capacidad de ofrecer algo a otra persona, incluso su vida.

Y los que no estaban hechos para amar, esos que trataban de escapar del amor porque eran conscientes de que después de los momentos lindos llegaban los tristes, que ya intuían que entregarle su corazón a alguien era incitarle a romperlo en pedazos. O por otro lado, porque sabían que no eran suficiente para esa persona, que estaban tan rotos que no tenían nada que ofrecer a nadie.

Yo no estaba hecho para amar.

No tenía nada que ofrecer ya que no soy suficiente, así que prefería al igual que con Alan, solo observar hasta donde llegaría Marcus, que estaba hecho para amar y pretendía ofrecerme todo.

Tal vez él no entendía que en una relación ambos deben ofrecer algo y que no bastaba con dar y no recibir nada.

Por lo que sí, pretendía esperar a que se diera cuenta de que yo no estaba hecho para amar y se alejara.

Pero le estaba llevando más tiempo del que yo creía.

...

La cena fue incómoda, como siempre desde que hubo aquel percance entre Sophie y yo. Aún así traté de no pensar en ello e irme a mi cuarto.

Me tumbé en mi nuevo colchón, uno de más calidad que el otro. Junto a unas almohadas muy cómodas que me ayudaban a dormir con más facilidad.

Abrí el cajón de mi mesilla y, junto a mi cuaderno de pensamientos, empecé a buscar. Cuando encontré lo anhelado, lo enredé alrededor de mi dedo y lo pegué a mi pecho.

Aquel objeto era el llavero de un perrito naranja que Marcus me regaló cuando fuimos al parque de atracciones. Sonará infantil pero, estos días lograba conciliar el sueño con más rapidez si lo tenía conmigo.

Qué patético.

Yo era patético.

La situación en si era patética.

✖¿Hay amor?✖ (BL) FINAL IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora