✖¿Hay amor?✖ (BL) FINAL II

XV

P.O.V Marcus

Estoy encerrado en el baño.

Con una semi-erección.

Y con Alexander.

¿Podría haber una situación aún más incómoda?

—¡Te dije que te fueras a clase! —exclamé alterado .— Ahora los dos estamos atrapados y nadie en clase lo va a notar, no abrirán el baño hasta la última hora —puntualicé.

—Tampoco es todo mi culpa —sentenció Alexander señalando hacia abajo.

—Ya estoy suficientemente avergonzado como para que lo recalques a cada rato —mascullé desviando la mirada, mi rostro ardía más por segundos.

Vi por un instante como Alexander relajaba su mirada y me observaba de una manera muy extraña. Sentí calor en la punta de mis orejas, y traté de tapar mi miembro de alguna forma, pero era prácticamente imposible, mis manos temblaban al igual que mis piernas, y sentía como si mi cuerpo se calentara.

Oh mierda.

—Alexander me-mejor espera fuera del cubículo —pedí. Él elevó una ceja.

—¿Esque te sientes tentado? —cuestionó. Yo lo fulminé con la mirada .— No te pongas así, yo también... Después de todo tenemos edad de ello —Lo miré serio.

—Tch... —chasqueé la lengua frustrado. Tomé aire profundamente y lo observé de manera fija. Él rodó los ojos, insatisfecho.

—Saldré si eso quieres —dijo finalmente, abriendo la puerta del cubículo para luego retirarse.

Yo me quedé pensando en él solo unos segundos: su fino rostro, sus perfectos labios, su cuello en el que se marcaba la nuez y en el que destacaban dos lindos lunares, sus anchos hombros complementando aquel atractivo torso.

Había fantaseado mucho con él.

Negué con la cabeza, desviando esos pervertidos pensamientos de película porno que no dejaban de llegar a mi mente.

—¿Sabes? Creo que hay demasiada tensión sexual entre nosotros —dijo de repente .— Veré si puedo llamar la atención de alguien para que nos saquen —añadió.

Sin duda ese día fue cuando más vergüenza pasé.

Tras unos momentos en los que mi erección bajó, salí del cubículo y miré a Alexander, que estaba frente a uno de los lavabos, echándose agua en la cara.

En ese momento, al mirar al espejo, noté que su expresión era difícil de interpretar.

¿Estaba asustado? ¿Preocupado? ¿Tal vez frustrado? Aunque a la vez parecía como si estuviera reprimiendo sus sentimientos.

No lo sé, es alguien muy difícil de leer al contrario que yo. Me preocupé, tal vez había dañado sus sentimientos de alguna forma o se estaba sintiendo mal.

Me giré para verlo cara a cara.

—Alexander est... —Él me interrumpió.

—¿Cuánto tiempo llevamos aquí? —cuestionó, iba a responderle pero no me dejó .— Golpeemos la puerta, tal vez nos abran —añadió repentinamente, caminando hacia el lugar dicho.

Empezó a hacer ruido para que nos escucharan y abrieran, pero no parecía que iba a funcionar. Me sorprendió que él ofreciera una idea así, no era muy de su estilo.

De repente comenzó a gritar, me acerqué a él con lentitud.

—Tranquilo Alexander, no pasa nada si nos perdemos la clase, esperaremos aquí solo dos horas  —comenté, pero no parecía escucharme, seguía golpeando y gritando.