XXII

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P.O.V Alexander

Sophie invitó a Marcus a quedarse a dormir y él, tras hablarlo con su madre por teléfono, aceptó.

Al contrario de como "debería", no me encontraba feliz. Sentía que yo era una carga y que todos trataban de consentirme demasiado, como si fuera un niño.

Suspiré agotado, llevándome el antebrazo a la cara. Me encontraba sobre mi cama esperando a que Marcus saliera del baño vistiendo uno de mis pijamas, aquellos que apenas uso porque prefiero los camisones.

Escuché la puerta del baño, luego pasos y finalmente como alguien se subía a mi cama y se tumbaba a mi lado, arropándose con las sábanas tímidamente.

Dos adolescentes que se atraen, durmiendo en la misma cama, ¿qué podría salir mal?

Quité mi brazo de mi rostro y miré a Marcus, que estaba de lado observándome con esos ojos de gato suyos, sin las gafas.

Sentí como mis labios sonreían ligeramente al ver lo bien que le quedaba mi pijama, aunque no fuera muy de su estilo llevar algo de color negro. También observé sus alborotados cabellos dispersarse por la almohada y como una sonrisita adornaba su boca.

Mi corazón pareció acelerarse, se sentía bien, pero lo odiaba... Odiaba sentirme así porque tenía mucho miedo.

—No sé si es porque hace mucho tiempo que no te veo, pero creo que tienes el pelo aún más largo —susurró acariciando un mechón de mi cabello. Yo negué girándome, quedando cara a cara con él.

—No hacía falta que te quedaras a dormir...

—Ahora mismo lo último que quiero es alejarme de ti —sentenció acariciando mi mejilla. Nuestros rostros estaban cerca, podía sentir su respiración contra mis labios.

—Tal vez suene repetitivo, pero sigo pensando que esto esta mal —reiteré .— Puede que tú me quieras tanto como dices pero yo ni siquiera estoy seguro de nada y no quiero dañ-... —me interrumpió dejando un corto beso sobre mis labios.

—Basta... Si estás tan preocupado significa que sí me quieres, no hace falta que le des más vueltas

—¿Y qué hay de Alan? Me siento tan confundido —lamenté .— Ni siquiera puedo ordenar mis pensamientos —añadí pasando las puntas de mis dedos sobre la superficie de su mejilla.

—A veces es mejor no ordenarlos y simplemente dejarlos fluir, tal vez así acaben en su lugar por sí solos —Su voz me hizo estremecer por alguna razón, como si me hiciera vulnerable.

—No sé como voy a pagarte todo lo que estás aguantando por mí —murmuré juntando mi frente con la suya.

—Solo si llegas a ser feliz habrá valido la pena —aseguró el pelirrojo antes de volver a besar mis labios, esta vez más lenta y pausadamente, llevando sus manos a mi nuca y acariciando entre suspiros sus labios contra los míos.

Nos separamos agitados. Y, al mirarnos, sentí una extraña conexión que por unos segundos me dejó sin aire ni defensas.

—Te quiero —dije sin pensar, y me arrepentí de inmediato, despertando del dulce sueño al que Marcus me sometía .— Y-Yo lo que quería dec-...

—Yo también te quiero, Alexander —declaró firmemente. No pude evitar avergonzarme .— Por cierto, ¿podrías darme tu número de teléfono? Sé que no usas mucho el celular pero me gustaría tener una forma de contactarte —comentó buscando en la mesilla de noche su teléfono. Yo me levanté y tomé mi celular para volver a tumbarme junto al pelirrojo.

—Claro —murmuré.

Ambos intercambiamos nuestros teléfonos. Tras eso guardamos los celulares y volvimos a tumbarnos frente a frente.

✖¿Hay amor?✖ (BL) FINAL IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora