XXI

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P.O.V Marcus

Y ahora, estoy frente a la puerta del piso de Alexander. Llamo con el puño levemente y en seguida Sophie me deja entrar.

—Espérelo en su cuarto —me ofreció. Yo asentí yendo hacia ese lugar, ella me acompañó hasta la puerta .— Disculpe el desorden, puede esperarlo sentado en la cama, saldrá del baño en unos minutos... Le he mandado ducharse —explicó antes de retirarse, yo asentí tomando asiento.

El cuarto estaba como un caos, la cama parecía no haberse hecho en una semana y las mesillas de noche se encontraban llenas de varios objetos y pañuelos.

Me llamó la atención un cuaderno que había sobre el colchón, junto a mi llavero. Sé que no debería pero estaba aburrido, así que lo tomé entre mis manos y lo abrí más o menos por la mitad.

La primera hoja que vi estaba llena entera de rallajos. En la próxima a esta, había dibujada una linterna encendida.

El dibujo era bastante bueno, no sabía que Alexander dibujaba.

En la siguiente página había una esmeralda de un verde intenso, brillaba mucho y me parecía muy bonita. Lo que vi en la siguiente me impactó: Parecía mi mirada, unos ojos verdes con pestañas oscuras y cejas pelirrojas, incluso le había dibujado unas gafas. Alrededor de los ojos había rallajos, parecía distraído o confuso mientras hizo este dibujo.

En la siguiente era yo casi de cuerpo completo, estaba de espaldas y miraba a ninguna parte, con una expresión dubitativa. Y en la próxima a esa página, un corazón muy realista, con tiritas rodeándolo, como si estuviera sanando.

Las siguientes páginas parecían más oscuras: Una sombra con ojos escalofriantes, una sonrisa que ocupaba toda una página, un líquido rojo goteando y dejando un charco, otra silueta gritando y llorando desesperadamente.

Entre medias había varias páginas llenas de rallajos, en las que a veces se distinguían letras que apenas podían leerse.

Entonces llegué a una en la que estaba escrito en grande las palabras "me odio". Mi corazón se estaba alterando a medida que pasaba páginas y veía dibujos muy extraños: Unas manos siniestras, una soga, un cuchillo lleno de sangre, mis ojos de nuevo, unos ojos azules, más sombras, más rallajos, más "me odio" escritos en muchas páginas.

Un cuerpo muerto colgado de una soga con una amplia sonrisa dibujada en el rostro. En la esquina de esa página había un pequeño texto:

"El dolor nos enseña a morir, morir a descansar".

El sonido de la puerta del baño me alteró, dejé el cuaderno sobre la cama rápidamente y me levanté.

Tras la puerta apareció un Alexander con el cabello suelto y mojado, sus ojos parecían apagados, tenía unas grandes ojeras e iba vestido con ropas holgadas.

Cuando me vio se alteró, ni siquiera parecía saber cómo reaccionar.

—Alexander... —lo llamé, acercándome a él, que agachó la cabeza.

—¿¡Qué haces aquí!? —su voz sonó totalmente quebrada .— ¡Vete! —sentenció señalando la puerta. Yo negué quedando frente a él.

—Alexander deja de forzarte a hacer cosas que no quieres —rogé .— Sophie me lo ha contado todo, deja de mentirme

—Te odio —susurró .— Déjame solo, me gusta estar solo... —Cerré los puños impotente, para luego agarrarlo con fuerza del cuello de su camisón, haciendo que me vea.

En su mirada vi tanto dolor que casi me pongo a llorar, pero estaba demasiado molesto.

—¡Deja de mentirme, maldita sea! —grité desesperado. Sus ojos comenzaron a cristalizarse, mas él se veía desesperado por evitarlo .— ¡No voy a dejar que hagas ninguna locura!

✖¿Hay amor?✖ (BL) FINAL IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora