Twisted Fate parte 2

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En una de aquellas mesas conoció a un hombre llamado Malcolm Graves. Una afinidad instantánea surgió entre ambos y decidieron seguir juntos su camino. Durante varios años, el dúo recorrió Valoran de un lado a otro, dejando tras de sí una estela de incautos desplumados. Con cada timo, cada artimaña y cada trabajo, el joven se empeñaba en buscar formas cada vez más peligrosas de doblegar las cartas a su voluntad.

Y al fin su temeridad le pasó factura, cuando, en el transcurso de un atraco, Graves cayó prisionero mientras él lograba escapar. Las circunstancias exactas de aquella noche y de sus drásticas consecuencias para ambos permanecen revestidas de misterio, pues el jugador nunca habla sobre ello. Decidido a empezar de nuevo, devolvió a las aguas el nombre que le habían dado al nacer y adoptó otro: Twisted Fate.

Desde entonces, ha seguido bailando con la suerte en los más elegantes salones y los más infectos tugurios de cada ciudad que visita y ha ganado incontables riquezas en el proceso... aunque nadie sabe qué hace con ellas (aparte de invertir en vestuario) ni qué razones le impulsan a amasarlas. Su captura ha sido anunciada a los cuatro vientos en docenas de ocasiones, pero no hay celda en toda Runaterra capaz de mantenerlo encerrado. El amanecer lo encuentra siempre lejos de su prisión, sin más testimonio de su presencia que una carta burlona dejada como recuerdo.

En Aguas Estancadas, Twisted Fate y Graves se reencontraron finalmente. Tras una batalla devastadora en la que a duras penas lograron burlar la muerte a manos de Gangplank, el dúo logró dejar a un lado sus diferencias y ahora vuelven a trabajar juntos.

Dicen que es imposible seguir el rastro de Twisted Fate y que siempre que un enemigo cree tenerlo arrinconado es capaz de esfumarse en el aire. Una habilidad ciertamente útil para un hombre que ha aligerado de sus posesiones a miles de incautos...

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