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Viktor, El heraldo de las máquinas

Viktor, el heraldo de una nueva era tecnológica, ha consagrado su vida al progreso de la humanidad. Es un idealista que busca llevar a los demás a otro nivel de comprensión y cree que la humanidad solo podrá alcanzar su pleno potencial abrazando una evolución gloriosa de la tecnología. Con su cuerpo mejorado por el acero y la ciencia, no ceja en su búsqueda de este futuro brillante.
Viktor nació en Zaun, en el extrarradio del nivel Entresol. Alentado por sus padres artesanos, descubrió su pasión por los inventos y las construcciones. Dedicaba cada minuto de vigilia a sus estudios, y odiaba interrumpir su trabajo hasta para comer o dormir. Peor aún era tener que mudarse sin perder un momento, si se producía algún vertido químico o explosión accidental, o si había nubes tóxicas en el horizonte. Abandonar su trabajo, aun durante un breve periodo de tiempo, era algo inconcebible para él.
En su empeño de llevar el orden y la certidumbre al mundo, Viktor investigó los numerosos accidentes de Zaun y llegó a la conclusión de que la mayoría estaban causados por fallos humanos, no por averías mecánicas. Ofreció sus servicios a las empresas locales para desarrollar inventos que produjesen entornos laborales mucho más seguros. La mayoría lo rechazaron, pero una, la forja química de Fredersen, decidió apostar por el joven (aunque serio) científico.
Los autómatas de Viktor redujeron a cero los accidentes de la forja en el plazo de un mes. Pronto, otros establecimientos buscaron sus servicios, y los diseños de Viktor, cada vez más habituales en Zaun, mejoraron la producción con cada innovación que eliminaba el error humano de un proceso. Al cumplir los diecinueve años, recibió por sorpresa un puesto en la prestigiosa Academia de Tecmaturgia de la ciudad. Sin embargo, el trabajo de Viktor había llamado la atención del profesor Stanwick de Piltover, que lo convenció para que abandonase su lugar de origen para instalarse en la academia piltovana. Allí, podría trabajar en los laboratorios más avanzados y tendría acceso a todos los recursos que podía ofrecerle la Ciudad del Progreso. Emocionado por la distinción, Viktor aceptó la oferta y se trasladó a Piltover, donde pulió su técnica y buscó perfeccionar sus teoremas para el beneficio de todos.