22| Una sonrisa rota y unos ojos tristes

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Simón POV

¿Cómo es que no me di cuenta de lo que sentía? ¿Cómo no pude aclarar bien mis sentimientos? ¿Por qué no me di cuenta de lo mucho que estaba enamorado de ella? Todo este tiempo había luchado para no perder mi autocontrol con ella, pero al parecer tenerla tan cerca me había descontrolado, ya que terminé estampando sus labios contra los míos.

Ella sabía tan bien, mi mano aún seguía sobre su mejilla haciendo contacto con su suave piel, extrañamente Ámbar me había devuelto el beso, pero no pensaba desaprovechar esto, necesitaba más de ella, sentía aquella necesidad de aumentar el beso hasta otro límite, seguramente obtendría una paliza de ella, así que no podía llevarlo hasta otro lugar, apenas la estaba besando por primera vez y ya me sentía en el cielo.

Mis manos bajaron hasta su cintura, y cuando estaba dispuesto a profundizar el beso para sentir más su dulce sabor, ella se alejó de mí, colocó su mano sobre mi pecho haciéndome retroceder dándole una mirada confundida, este momento se veía un poco incómodo, Ámbar bajó la mirada con la voz titubeante, seguramente sin saber cómo empezar.

—No, Simón... Esto está mal, yo... No puedo.

—Ámbar...

—No puedo seguir así contigo, me siento mal haciendo esto y tú... Sigues confundiéndome.

—Ámbar, lo lamento. No pude controlarme, tenerte tan cerca aumentó mis ganas de besarte, y no negaré que me encantó —sonreí.

—¿Ves? Sigues haciendo eso, cada vez que estoy contigo me confundes, me haces sentir extraño y sé que lo que sea que esté sintiendo, no puede seguir.

—¿Estás diciendo que posiblemente sientes algo por mí?

—Tal vez.

—¿Y si te dijera que estoy perdidamente enamorado de ti?

—No te creería.

—¿Por qué?

—Simón, eres el chico más popular y deseado del instituto. ¿Por qué querrías estar conmigo?

—¿Todavía lo preguntas? Yo me pregunto lo mismo pero de una manera distinta, siento que eres demasiado para mí, me he llevado la vida entera de mujeriego que difícilmente puedo aceptar mis sentimientos hacia ti —contesté un poco avergonzado—. No tengo ni la menor idea de cómo sucedió, pero te volviste tan especial para mí, me enamoré de ti como jamás me había enamorado en la vida, Ámbar.

—Simón, sólo mírame... ¿Quién se enamoraría de mí? Soy una chica que ha vivido siempre en problemas, no soy ni la más bonita, ni tampoco tengo el mejor cuerpo, no soy nada de lo que estás acostumbrado a tener.

—Sé que eres más que una sonrisa rota y unos ojos tristes, también estoy dispuesto a ayudarte si lo necesitas, no quiero verte llorar frente a mí nunca más, sólo quiero que seas feliz —contesté—. Y eres mejor que todas las plásticas con las que he estado, eres perfecta para mí, Ámbar.

—¿Harías eso por mí?

Dios, ¿de verdad lo estaba preguntando? ¡Daría mi vida por ella! Ámbar era la persona que yo había elegido y de la que estaba muy enamorado, todo de ella me volvía loco, sus ojos, su cuerpo, su sonrisa, su rostro, todo de ella era totalmente perfecto. ¿Cómo podía siquiera compararse con unas plásticas? Ella era mejor que todas ellas, ella era aquella pieza que faltaba para completar mi vida, específicamente Ámbar me estaba dando una oportunidad para entrar y ser parte de su vida, por nada del mundo la desaprovecharía.

—Por supuesto que sí, Ámbar. Esperaré por ti todo el tiempo que sea para que estés junto a mí.

—Gracias.

¡Hey tú, perdedor!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora