¡Hey tú, perdedor!

46| Dolor

Luna POV

«Un destello de luz blanca apareció de la nada al final del pasillo que daba a mí habitación, fruncí el ceño confundida, hice una mueca pues la luz era demasiada extensa para mí vista, observé mi vestuario observando un hermoso vestido azul brillante, traía un perfecto peinado, parecía estar en una fiesta, mi confusión aumentó más, comencé a avanzar siguiendo la luz blanca, tenía la mirada perdida, al llegar la luz desapareció, y un hombre mayor apareció frente a mí con una sonrisa tranquilizadora.

Mis ojos se llenaron de lágrimas al verlo, pero no lograba reconocerlo, sentía una opresión en el pecho que me decía que yo había estado con él mucho tiempo, él seguía sonriendome, y sin saber porque su sonrisa me tranquilizaba, me hacía sentir cómoda de alguna manera, el hombre extendió su mano hacia mí incitándome a tomarla, mis pies se movieron inconscientemente y la tomé, y sentí que dentro de mí todo explotó.

El contacto de su piel junto a la mía causó que mi corazón se acelerara, las lágrimas en mis ojos brotaron hasta resbalar por mis mejillas, yo me sentía demasiado emotiva, y él no hacía más que sonreirme, mi cuerpo comenzó a temblar al mismo tiempo que mi respiración se hacía irregular, y cuando habló todo dentro de mi se movió.

—Luna, mi niña.

Alcé ambas cejas.

—Sos mi pequeña niña, siempre estuve con vos durante tu infancia, creciste conmigo, y me hubiera gustado mucho verte crecer totalmente, aún así siempre te veo, y te digo que no me gusta verte sufrir, cada lágrima que sale de tus bellos ojos es como una punzada en mi pecho, yo quiero verte sonreír, siempre, y estoy muy orgulloso de vos, porque a pesar de hacer recibido tantos golpes en la vida todavía sigues aquí, de pie, con toda la fuerza del mundo.

Cada vez me faltaba más la respiración.

—Quizá no me recuerdes, pero soy tu abuelo, pequeña, y ahora que te has dado cuenta de algo muy importante en tu vida puede que te haga cambiar, quizás pienses que las cosas vuelven a ser malas, pero no son así, al contrario, este es un gran paso en tu vida, quiero que crezcas, que no te rindas, no te quedes a la mitad del camino ahora, sé que vos podés, linda, sos capaz de hacerlo, estoy seguro que serás una gran mujer en el futuro, haciendo las cosas que a vos te gusten.

Sonreí sin mostrar los dientes.

—Yo hice las cosas mal mientras estuve con vida, siempre, incluso con Lily, pequeña, tu mamá es una gran mujer y también es fuerte como vos, me hubiera gustado poder aprovechar cada momento con ella, siempre le hice creer que la había dejado de amar, pero no era así, mi pequeña Lily siempre será mi sol, la luz de mis ojos, y ahora que tu mamá tuvo la valentía de cambiar su actitud con vos estoy inmensamente orgulloso, me hubiera gustado hacer lo mismo.

Una pizca de dolor cruzó por los ojos del abuelo, pero rápidamente la reemplazó con una sonrisa.

—Sólo quiero que estés con ella en estos momentos, Lily no es de piedra, ella está muy dolida por lo que está pasando con su relación con Bernie, vos tenés que estar con ella, mi amor, vos sos la palanca de apoyo que ella necesita para seguir, no hay nadie más, así como ella es tu fuerza, vos lo sos para ella, ambas lo son, no olviden que las amo mucho, y estaré eternamente amándoles desde el fondo de mi corazón.

Un frío recorrió mi cuerpo cuando sentí que separó su mano de la mía, comenzó a alejarse, casi al infinito, cada vez lo veía más lejos, comencé a llamarlo desesperadamente diciéndole que volviera, pero él sonrió tristemente y desapareció de mi vista, cuando la falta de oxígeno en mi cuerpo explotó. »