Luna bajó las escaleras lo más rápido que pudo, queriendo evitar encontrarse con sus padres, no había bajado a cenar la noche de ayer y hasta ahora no pensaba dirigirles la palabra, pero al querer salir de la mansión de una vez por todas, encontró a sus padres de brazos cruzados y con cara de pocos amigos.
A la castaña no le parecería extraño que su madre la reprendiera por su actitud, Lily siempre había sido tan correcta. Luna se detuvo rodando los ojos, sabía que no escaparía tan fácilmente de ellos dos.
—Luna. ¿Por qué no bajaste a cenar anoche? Fue de muy mala educación de tu parte dejarnos plantados, se suponía que estaríamos toda la familia en la mesa —comenzó Bernie.
Luna volvió a rodar los ojos, sintió una enorme tristeza, había tantas cosas que quería decirle a sus padres. Todas las cosas, que por mucho tiempo había mantenido en secreto.
—¿Cuál es el problema? Haber, diganme algo.¿Cuántas veces ustedes me dejaron plantada en una estúpida cena? —preguntó sintiendo las lágrimas aproximarse, pero las detuvo.
—Ese no es el punto...
—¡No! —interrumpió a su padre—. ¿Creen que yo no me sentí mal? ¿No creen que fue de muy mala educación de su parte dejarme plantada? ¿Y cuántas veces yo les reclamé cómo ustedes lo están haciendo ahora? ¡Jamás!
—Cierra la boca, Luna. Si nosotros te hemos dejado plantada ha sido porque tenemos trabajo, cosas importantes que hacer. En cambio tú te encerraste en tu habitación haciendo quién sabe qué estupidez —exclamó Lily molesta.
—¡Ese es el maldito problema! Todo lo que yo hago les parece una estupidez, siempre buscan hasta la cosa más mínima para criticarme. ¡Tengo derecho a tener mis propios gustos! —exclamó Luna.
—¡Eso no es cierto! ¡Tú siempre haces cosas estúpidas aunque no quieras aceptarlo! ¿Cantar? Esa es una profesión patética que no te dará dinero, tú...
—¡Es que a mí no me importa el dinero! — interrumpió Luna a su madre—. Yo hago lo que me gusta hacer, lo que me apasiona, no me importa si eso me trae dinero o no.
—¿Entonces que harás en la vida sin dinero? Te advierto una cosa, Luna. Si te atreves a seguir tus estúpidos hobbies, olvídate de contar con nuestro apoyo —dijo Bernie apuntándola con el índice.
—Estudiarás administración de empresas quieras o no —finalizó Lily.
Luna asintió lentamente resignada, dejando caer algunas lágrimas, no dijo más y salió de la mansión rompiendo en llanto, odiaba más que a nada no poder hacer lo que ella quisiese, deseaba ser libre y dejar de estar al mando de sus padres. Poco a poco la estaban destruyendo lentamente, sin darse cuenta.
-0-
Jim sacudió su cabello luego de acomodarlo, quería lucir más preciosa que nunca, caminaba junto a Delfi mientras ambas iban a reunirse con Luna y Jazmín. La pelirroja siempre había tenido una vida de reina, tenía a los chicos comiendo de la palma de su mano, su vida de popular le encantaba, no le importaba nada ni nadie.
Delfi, la tarde de ayer había patinado durante unas horas junto a Gastón, habían salido a seguir patinando a un parque, ambos la pasaban tan bien juntos, la chica se sentía especial y feliz estando junto al cordobés.
—Miren lo que nos trajo el viento, o debería decir, ¿el polvo? —dijo Nico, burlándose.
Delfi y Jim rodaron los ojos al detenerse junto a Nico y sus estúpidos amigos, la pelirroja detestaba al chico y no cambiaría de opinión, no lo podía ver ni en figurita sin tener ganas de asesinarlo. Digamos que a Nico le gustaba molestar a Jim, por lo tanto, se encontraba haciéndolo todo el tiempo.
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¡Hey tú, perdedor!
Fanfic-¡Hey tú, perdedor! -exclamó Luna alzando su mano y captando la atención del castaño -¿Vos... Vos, me estás hablando a mí? -preguntó Matteo incrédulo -No veo a otro perdedor además de ti -respondió Luna sonriendo arrogante -Estoy cansado de qué me l...