24| Créeme

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Matteo POV

No sé ni cómo, cuándo y por qué los labios de Luna terminaron sobre los míos, debo admitir sinceramente que el beso me estaba encantando, esa castaña me había vuelto loco con tan sólo un beso, pero ambos teníamos claro que era más que eso, empezando porque ella tomó la iniciativa de besarme, estaba tomando el control, estaba siendo posesiva y eso me encantaba.

El calor en nuestros cuerpos unidos se estaba haciendo presente, mis manos bajaron hasta su cintura y luché fuertemente para que no bajaran más allá de su cuerpo, sin contar que sería indebido ya que apenas estábamos dándonos un segundo beso. Nuestras lenguas empezaban a rozarse y ahí fue dónde caí en que debía parar, no quería terminar con este momento tan maravilloso ni quedar como un estúpido aguafiestas, pero se suponía que estaba enojado con ella.

Así que con todo el autocontrol del mundo  me separé de ellas apenas unos centímetros, su rostro aún había quedado muy cerca del mío, me lanzó una mirada confundida y molesta a lo que no me quedó de otra más que regresar a mi postura fría frente a ella, terminé de separarme dándole una rápida mirada a la mesa donde Emilia se levantó demasiado molesta siendo seguida por Valentina.

Rayos.

—¿Es en serio? ¿Por Emilia? —preguntó Luna molesta.

—Ella es mi amiga y te recuerdo que no puedes besarme como si fuésemos algo, ni siquiera eres mi amiga —respondí cortante.

—Me molesta que seas mentiroso conmigo, tú y yo sabemos que eso no es cierto, aunque lo niegues sé que en el fondo estás enamorado de mí. Tú mismo me lo dejaste claro.

—Y tú te aprovechas de eso —exclamé—. Siempre te has aprovechado de mis sentimientos para que vuelva a ti, no me dejas vivir tranquilo, te metes en mi cabeza con un maldito pensamiento cursi que me hace enamorarme más. Y no puedo más con esto...

—¿Entonces por qué no eres sincero conmigo? ¿Por qué me alejas? ¿Por qué te alejaste de mí como si yo fuera una mala persona?

Su mirada dolida hacía que mi pecho se oprimiera.

—Porque no me haces bien, no puedo vivir con la triste realidad de que no sientas lo mismo, aunque ya me lo habías dejado claro decidí insistir, luchar por ti, y que quizás pudieses enamorarte de mi —añadí—. Pero no todo salió como esperaba.

—Ese es el problema, te dejé claro lo que siento en aquella llamada, ¿crees que no me dolió? Ni siquiera dijiste algo, solamente colgaste luego de que...

—Espera —interrumpí confundido—. ¿De qué llamada estás hablando?

Luna me miró desconcertada mientras yo ni siquiera disimulaba mi confusión. ¿Llamada? ¿Confesarme todo? No tenía idea de lo que estaba hablando pero parecía ser muy importante, me miró a los ojos directamente como si tratase de descubrir algo, como si estuviera analizando algo mientras me veía, vaciló un momento antes de soltar una pequeña risa burlona.

—Me estás cargando —afirmó.

—No, Luna. No entiendo de qué llamada estás hablando, jamás me hablaste en todo este tiempo, es decir, sí, me enviaste algunos mensajes pero nunca me llamaste —contesté.

—No puede ser posible, yo te llamé hace unos días y tú respondiste pero no dijiste nada, sólo colgaste, yo misma escuché el sonido de tu respiración. Debes estar confundido, Matteo, al menos trata de recordar.

—No —musité—. Estás imaginando cosas, estás borracha, mañana seguramente ni recordarás que hablaste conmigo.

—Sólo tomé algunas copas, no seas exagerado, además todavía me sigues ignorando, ni siquiera respondiste mi pregunta.

¡Hey tú, perdedor!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora