Ámbar entró al instituto junto a sus amigos, caminaba con la cabeza gacha metida en sus pensamientos, el tema de Simón aún la tenía intrigada, hacía tantas teorías si podía ser cierto o no. Sabía muy bien que Ramiro era un mentiroso y manipulador, le costaba creer en sus palabras, pero una parte de ella creía que podía ser cierto.
¿Cómo no? Las palabras de Ramiro daban exactamente en el punto, tenía razón. ¿Por qué Simón le habló hasta ahora? Ámbar había notado tiempo atrás que el chico le miraba mucho, pero nunca le tomó importancia.
—¿Estás bien? —preguntó Emilia.
—¿Yo? —indagó la rubia—. Yo estoy perfecta, lo mismo te pregunto a ti.
Emilia bajó la mirada pensando en su respuesta, era más que claro que no estaba bien, creía que no recordaría lo que sucedió anoche pero sus recuerdos llegaron rápidamente como un flashback. ¡Se había besado con Benicio! Ni ella misma lo podía creer, no había hablado con él desde que llegaron, se sentía tímida e incómoda, pero era más que obvio que Benicio no recordaba nada, había estado actuando normal desde que llegó, eso entristecía a Emilia.
—Yo estoy bien. ¿Por qué no lo estaría? —devolvió riendo nerviosa.
—Pues, quizá porque te ves rara. ¿Qué hiciste anoche?
Emilia la miró desconcertada. ¿Por qué Ámbar había preguntado eso? ¿Habían posibilidades de que ella supiera que se besó con Benicio? No podía ser cierto. ¿Cómo? Eso sería imposible.
—N-no hice nada, teníamos un trabajo en equipo, la pasé ocupada, ¿recuerdas? —balbuceó Emilia.
Ámbar la miró arqueando una ceja, su amiga estaba actuando nerviosa y eso le parecía raro, la conocía perfectamente y quizás le estaba ocultando cosas.
—Claro, ¿teníamos? ¿Tú y quién más?
—Yo —intervino Benicio sonriendo de lado.
—¿Ustedes dos juntos? ¿Haciendo tarea? —rió—. Ya, no se hagan. ¿Qué hicieron anoche?
—Estábamos haciendo el trabajo, ¿no crees en nosotros? —preguntó la chica.
—Ustedes no son responsables, ya digan ¿tuvieron sexo? —rió al ver sonrojada a su amiga.
—¿Y tú qué? ¿Son cierto los rumores? ¿Qué onda con Simón? —preguntó Emilia.
La rubia borró la sonrisa burlona lentamente, todo iba demasiado bien. ¿En serio? ¿Cuál era la necesidad de sacar ese tema? No quería hablar de eso, suficiente tenía con Ramiro, quien en pocas palabras la llamó zorra, no hablaría más sobre ello, al menos no por ahora.
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Yam caminó apresurada hacia el salón de clases dónde se reuniría con Nina, habían olvidado hacer el trabajo juntas, ambas habían estado ¿perdidas? Pasaron toda la tarde viendo películas, ninguna había tomado apuntes sobre su respectivo tema de trabajo, no tenían mucho tiempo pero la clase aún no iniciaba, al menos tendrían tiempo para hacer la mitad.
Venía tan distraída y apurada ordenando sus cuadernos que sin querer chocó con un cuerpo haciendo que sus libros se estampen en el suelo.
—¡Maldición! —exclamó empezando a recoger sus cosas.
—Disculpame —contestó la voz masculina.
Yam dejó de recoger los libros desesperadamente para quedarse paralizada, subió la mirada encontrando a Ramiro, ambos estaban acuclillados y sus rostros quedaron muy cerca, desde su discusión no habían vuelto a hablar, y estar así de cerca hacía revolotear millones de sentimientos y emociones en ambos.
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¡Hey tú, perdedor!
Fanfic-¡Hey tú, perdedor! -exclamó Luna alzando su mano y captando la atención del castaño -¿Vos... Vos, me estás hablando a mí? -preguntó Matteo incrédulo -No veo a otro perdedor además de ti -respondió Luna sonriendo arrogante -Estoy cansado de qué me l...