¡Hey tú, perdedor!

7| Inesperado y Acercamientos

💞Capítulo dedicado a Seilytabella 💞Muchas gracias linda!

La rubia hacía hasta lo imposible por seguir caminando hacia el salón de clases evitando derramar más lágrimas, el tema con su madre cada vez le afectaba más aunque quisiese lo contrario, no quería encontrarse con Emilia o Benicio, lo menos que quería ahora era ser víctima de un mar de preguntas.

Caminaba a toda prisa tratando de llegar al baño, su maquillaje estaba hecho un desastre, era muy temprano por lo que no habían tantos alumnos, pero los pocos que habían, la miraban raro. Ámbar solía caminar de mal humor, fingiendo que nada le importa, a veces humillando a otros, pero jamás, nunca la habían visto tan mal como ahora.

Ámbar se dio cuenta de las miradas y murmullos que le lanzaban, decidió tomar otro camino por donde no encontrase a nadie, quería estar sola y desahogarse, le faltaba poco para llegar a su destino por lo que comenzó a correr a toda velocidad, la vista cada vez se le nublaba más, sentía sus ojos repletos de lágrimas.

Accidentalmente tropezó con algo que no logró distinguir, estaba preparada para caer al suelo y recibir un doloroso golpe, pero un cuerpo y unos fuertes brazos la sujetaron evitando quebrarse algunos huesos. Subió la mirada con las lágrimas resbalándose en sus mejillas, se encontró con la mirada confundida y preocupada de cierto chico mexicano.

—¿Ámbar? ¿Qué pasó? ¿Qué tienes? —comenzó con sus preguntas realmente preocupado.

No aguantó más y se lanzó acortando la distancia entre ellos, Ámbar comenzó a sollozar en el fuerte y duro pecho de Simón, el chico le devolvió el abrazo a un más fuerte, estaba demasiado asustado y preocupado haciendo miles de teorías sobre qué le pudo haber pasado, al igual que todos estaba extrañado.

Ámbar no era así, o al menos jamás se había puesto tan vulnerable delante de los demás, pero Simón no le tomó importancia, tenerla cerca le bastaba y le sobraba.

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—¿Qué más hacemos? Estoy tan aburrida —se quejó Delfi.

—¿Puedes calmarte? Te has estado quejando desde que vine —contestó Gastón levemente fastidiado.

—Ah, Gastón. Puedes irte si quieres —respondió Delfi poniendo los ojos en blanco.

—Deja tu mala onda, yo vine a hacerte compañía y tú me estás echando —negó el chico.

—En realidad, no. Quiero que te quedes conmigo —sonrió Delfi.

El cordobés sintió aquella típica punzada en el corazón, le devolvió la sonrisa pero un poco más tonta, Delfi causaba tantas emociones en él, a veces se sentía como un idiota, pero nadie manda al amor, y sabía que se había enamorado perdidamente de aquella hermosa pelinegra que lo traía vuelto loco.

—Hagamos un juego, ¿quieres? Yo te digo nombre de chicas, y tú me dices quienes son más lindas —comentó Delfi sonriendo maliciosa.

—Está bien.

—¿Quién es más linda? ¿Jazmín o Luna?

—Ay, no lo sé. Las dos son guapas pero, Jazmín es linda y Luna, ¡rayos! Ella sí que es preciosa —respondió.

—¿Entonces ganó Luna?

—Tal vez.

—¿Emilia o Ámbar?

—¿Todavía lo preguntas?

—Sí

—¿En serio quedan dudas?