Capitulo 23 ~ Nuestro Primer Baile
~ Leah Fletcher.
Miré mi reflejo en el espejo del tocador una vez mas. Respiré hondo, mientras intentaba aclarar mis pensamientos; estaba distante, sin saber que pensar, que decir, cómo actuar, y es que toda la situación con Justin me tenía de cabeza.
El día que llegamos de Brownsville mi papá, mi hermana y yo, fuimos a la nueva casa de Mona y John, su prometido. Ahí, Mona me entregó un par de cosas, entre regalos. Y ya, dos días después me encontraba viendo una caja llena de Fotos familiares; en la mayoría saliamos primos y tios de bebés, pero había una, un poco menos maltratada, y mas reciente. Tenía fecha de Diciembre de hace tres años, y veníamos Mona, Yo... Y Justin. El mismo Justin que parecía odiarme; el mismo Justin que, según yo, era extraño y me aborrecía, luego me besaba, y volvía a Huir. Ese Justin, en la foto, aparecía abrazándome desde detrás, con sus manos en mi cintura, mientras que se nos veía muy emocionados en alguna clase de juego de Football.
Por supuesto, al mirar la foto me fui de espaldas, me sentía mas que engañada, me sentía tonta eh ilusa. Pero, Justo en el momento en que me dirigía hacia la habitación donde estaban arreglando a las Damas, me encontré con el causante de todos los dolores de cabeza... Así como el causante de que mi corazón sienta la necesidad de salirse de mi pecho.
Respiré Hondo, y bufé. Tranquilízate, Leah. Relajate. - Me dije antes de salir del baño de la iglesia.
Todas las damas estábamos en el pasillo, listas para entrar por la puerta principal. Yo, por supuesto, me encontraba en mi mundo; tampoco es que me estuvieran hablando y no pusiera atención, era mas bien que estaba con la garganta hecha un nudo, y quizas decía alguna tontería si hablaba en aquel instante, por lo que era mejor quedarme callada.
- ¡Leah! - la voz de mi tía Maggie interrumpió mis pensamientos, mientras que giraba apresuradamente y me dirigía hacia donde ella venía directo hacia mi. - No se que tiene Sabrina, ¿Podrias tranquilizarla? Creo que esta nerviosa. - ¿Nerviosa? Fruncí la frente. El que Sabrina estuviera nerviosa, era simplemente señal de apocalipsis. A sus 6 años, era la persona menos nerviosa y mas confiada que conozco; había participado en cientos y cientos de recitales - si, repito, tiene 6 años, y sus pies han estado en el escenario miles de veces - recitales de musica, tambien le gusta bailar, y hasta actuó alguna vez en alguna obra, como algun angelito o papeles pequeños. Y jamás estaba nerviosa; se la pasaba repitiendo "Por el simple hecho de estar en el escenario, tengo mas poder que ellos." Era bastante obstinada y orgullosa, así como un tanto engreída cuando sobre sus recitales se trataba, pero pues, tenía 6 años solamente, así que parecía todo en broma.
Mi tía y yo fuimos hacia donde se encontraba la pequeña con chinos definidos y su cabello negro, mas negro que la noche sin estrellas. Apenas me vió corrió hacia mis brazos. Yo me hinqué para quedar a su altura, y poderle hablar mejor. Se refugió en el espacio entre mi cuello y mi hombro, y empezó a querer sollozar. Mi tía maggie me miró con intriga, mientras que yo acariciaba repetidas veces la espalda de mi hermana menor.
- Leah...
- Sh, Sh. - La separé un poco de mi cuerpo, unos 10 cm, y la miré secando las pocas lagrimas que caían de sus mejillas. Sus torpes manos tomaron de nuevo el cesto decorado con pétalos de Rosa Blanca, mientras que yo le limpiaba la cara.
- ¿Que tienes Conejita?
- Tengo miedo. - chasqueé la lengua.
- Vamos, ¿Tu? ¿Miedo? - ella me miró intrigada, y vi en sus grandes ojos verdes que de hecho se veía asustada. Pero, presentía, no estaba tan asustada por la Boda en sí... - ¡Tu eres Sabrina la Poderoza Fletcher! - Sabrina miró hacia el suelo. - ¡Nada intimida a una superheroína como tú! - comprimiendo los labios, Sabrina levantó la mirada, y me regalo una de esos vistazos en los que dices "Ternurita Bendicion del Santo Cristo."
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The Red Pawn~ Segunda Temporada <TERMINADA>
FanfictionA veces, morir no es un temor, es una opción. Pero para mí, es un destino que ni siquiera había firmado. Tenía miedos, preguntas, tantas preguntas que ni siquiera me había dado el tiempo de leerlas entre líneas, ya que estaban una sobre otra, amonto...