Capitulo 42 ~ Ciudad de México
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Sabrina no se acercó, solo me miró desde el borde de las escaleras. No puedes Llorar, Leah. - me dije. - no puedes dejar que Sabrina te vea Mal... Mínimo tienes que hacer que el ultimo recuerdo que tenga tuyo sea uno sonriente.
De repente, me sentí totalmente sola.
Pero no lo estaba, y estaba consiente de ello.
Sabrina corrió sin desdén hacia mis brazos, y yo la recibí del mismo modo de como hacía minutos lo había hecho. Justo cuando pensaba que tras la despedida con Josephine, Erick y Yuro mi corazón no se podría romper mas, como casi siempre, resulta mala el pensamiento: el Abrazo con Sabrina había hecho que todo dolor anterior estuviera a la Par con lo que la suave picazón de una abeja contra mi piel causaba. Así de insignificante se veía.
Las lagrimas salían sin pena ni temor del cuerpo de mi hermanita. Temblaba, y balbuceaba mucho; el aire se le iba, por lo que tenía que tomar grandes respiradas para poder intentar hablar. Y tartamudeando, muy apenas lograba decir algunas palabras.
- ¿A Donde irás? - preguntó ella, cuestión que me hizo preguntarme a mi misma, ¿A donde voy?
- Iré a tomar unas pequeñas vacaciones. - y le sonreí del modo mas puro que pudo salir de mi ser. No quería que se preocupara, ni mucho menos. - Prométeme algo. - tomé ambas de sus manos y comencé a acariciarlas. Anticipando mis palabras sentí un pequeño ardor subir hasta mis ojos. Mis globos oculares ardían casi impacientes porque lagrimas salieran al exterior y lograr así calmar el acido que me quemaba. Pero no me podía dar el lujo de llorar justo en el momento en que Debía de permanecer fuerte por la que posiblemente era mi única razón de ser. No podía... No. Suspiré. - Quiero que sigas siendo igual de maravillosa como hasta ahora lo eres. Quiero que sonrías mucho, que abraces a papá y le digas que todo saldrá bien. - tragué gordo. Un fuerte nudo se formó en la boca de mi garganta, quebrando mi voz en el intento de habla. - Quiero que, pase lo que pase, no te alejes de papá, ni de Yuro, o Josephine o Erick. - miré entre el corto espacio que quedaba entre Sabrina y yo. Respiré profundamente; No, Leah. No llores, por favor. - Quiero que seas feliz, y que no pierdas tu esencia. Que sigas bien en la escuela y que continúes con tu vida de manera alegre. - ... Y que mi muerte no la veas mas que como un proceso natural de la vida, pensé.
Y así, ella tan solo me dio un fuerte e inolvidable abrazo, mientras casi podía oírla susurrar "No me dejes, por favor".
...
Cruzamos la frontera Mexicana.
Aunque Brownsville Texas y Matamoros estuvieran divididos por tan solo un puente, eran como dos mundos diferentes. Tanto, que no podía decir uno que me gustase mas, o que me gustase menos.
Pero por obvias razones, Justin no estaría dispuesto a dejarme en Matamoros, ni siquiera en el estado, y quien sabe en el País. Por lo que En su coche Justin comenzó a conducir directo hacia las Afueras de la ciudad, llendo hacia el Aeropuerto de Matamoros.
- ¿A donde Vamos? - pregunté al ver la avenida Lauro Villar alejarse por el retrovisor.
- Tomaremos un Vuelo hacia la Ciudad de México. - el aire casi se me sale. Siempre había querido conocer varias ciudades, y la cuidad de México estaba incluida en la Lista, solo que nunca esperé conocerla bajo estas circunstancias... Nadie coerente lo haría, ¿O si? - allí pasaremos la noche, y estarémos en contacto con Yuro para que nos mantenga al tanto de los movimientos de Baltazar, y poder Esquivarlos.
Me sentía en una película de espías, una de esas donde los dos personajes principales son maquinas asesinas que llevan siempre con ellos cuchillos entre sus ropas. Pero al contrario nuestro, Justin no llevaba nada de eso, y yo era una torpe y estúpida chica que con solo escuchar las palabras "sangre" y "herida" en una misma oración empezaba a sufrir de Vértigo. Una cobarde, sin duda.
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The Red Pawn~ Segunda Temporada <TERMINADA>
FanfictionA veces, morir no es un temor, es una opción. Pero para mí, es un destino que ni siquiera había firmado. Tenía miedos, preguntas, tantas preguntas que ni siquiera me había dado el tiempo de leerlas entre líneas, ya que estaban una sobre otra, amonto...