El Collar

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Capitulo 16 ~ El Collar

Desperté jadeante, y consternado. ¿Acababa de soñar con la boda de Leah? Eso estaba mas que claro, y aun mas claro que eso, estaba el hecho de que esa Boda No era conmigo, y eso se deduce gracias a la patetica conversacion, patetico Justin. - Vamos.- pensé. - fue solo un sueño. Un tonto y ficticio sueño.

Miré por la ventana, mientras que me sentaba en la cama; estaba bastante desubicado, no sabía ni la hora, ni tampoco el día.

Me levanté de la cama, y caminé hacia mi escritorio, donde, desde el despertador, se veían las 7:03am. El cielo aun estaba obscuro, en pleno invierno, el Sol salía mas tarde, a eso de las 8 de la mañana.

Tomé rapidamente un baño de cinco minutos, y me dediqué a salir de la casa, con destino a quien sabe donde.

....

Detuve el coche, justo frente al lugar. La casa se veía obscura, se veía desabitada, y con un pequeño cartel en el pasto qe decía con letras rojas que decía "Se Vende." La puerta lucía gastada, y las ventanas se veían con la pintura verdosa callendose. La antigua casa de Leah.

Bajé del coche, y me detuve ante ella. Tantos recuerdos de las noches en que venía, y la observaba desde un viejo arbol ya cortado, por horas y horas. Tan solo la observaba, y la amaba a lo lejos, aunque Yuro no estuviera por enterado, y aunque Josephine me hubiera cubierto todas esas horas. Pero valía la pena. Ahora, esa casa en el recinto de casas Dinnovaley estaba vacio, y Leah, junto con su familia, de mudaron a Palmville, un lugar mas centrico.

Unos segundos mas admirando la casa, fueron suficientes, tampoco era masoquista, así que me tenía que alejar, y rapido. Pero en lugar de subir al coche, caminé por el lugar.

Casas y casas se extendían por las colonias, todas pequeñas y acojedoras. Recordaba Justo la ruta que Leah utilizaba todos los días, como el día en que la fui a buscar para hablar sobre nuestra relación, y que la debíamos de mantener en secreto. Aunque, para mi pesar, eso se acabó realmente en un segundo inverosimil. Y todo por la boca floja de Erick, y sus "ideas" para mejorar. A mi no me importaba mejorar, en lo mas minimo.

Y entonces, llegué Justo a la calle, donde le dije eso. Era tan solo a tres cuadras de su casa, no habíamos tenido que ir tan lejos para eso. Me moría de impotencia, y la Mirada de Leah, tan desubicada y perdida, solo me hacía sentir aun peor; no podía contarle nada, ni tampoco podía darle el mas minimo indicio de pistas, ya que, es tratado, el que tenga el mas minimo conocimiento del tema, Muere... Y gracias a Dios, Leah había tenido suerte, al encontrar a Baltazar un día Bastante bondadozo & Gentil. Si no hubiera sido así, ella estaría ya a una tumba a mas de 3 mejos bajo tierra. Puto Baltazar.

Miré a mi alrededor. La verdad es que no recordaba casi nada de aquella noche, en donde la bese por ultima vez, de un modo sin preciones ni miedos... Ahora, por penultima. Esa chica, si que me tenía de cabeza.

- ¿Justin?

En un segundo inverosimil, mi corazón se congeló, y mis nervios se activaron, todos de una sola vez. Ni con el café mas negro, me hubiera activado como del modo en que esa simple y dulce voz lo hacía.

Di media vuelta lentamente, previsor y nervioso. La pequeña Castaña estaba frente a mi, mirandome con el seño fruncido, sin comprender que ocurría. Y la verdad, es que yo tambien tenía esa misma duda, ¿Que esta haciendo ella aquí?

- ¿Porqué estas aquí? - preguntó ella, nerviosa. Engarrotó sus manos sobre su estomago, y no se atrevía a mirarme a los ojos. Definitivamente, estaba apenada por la situación del beso.

- No lo se. - contesté sin pensar verdaderamente. ¡Que respuesta tan mas idiota Justin!

- Oh. - exclamó ella, bajando la mirada, mientras que yo tan solo miraba hacia cualquier otro lado, para evitar cualquier clase de contacto visual.

- ¿Y tu? - se me ocurrió preguntar entónces. - ¿Vives cerca?

- No. - contestó ella, temerosa. Y por primera vez, levantó la mirada. ¡Mierda Leah! ¡Mierda! - Sentía una... Necesidad, por venir aquí. - contestó ella, mirandome directamente hacia los ojos. ¿Que pretendía mirandome así? ¿Enamorarme? Lo siento, ya vas tarde para eso, Mas Enamorado y derramaré miel.

- ¿Necesidad? - la miré con confusión, y Ella asintió la cabeza repetidas veces, mirando hacia el suelo. Yo no comprendía ni la letra Ene del porqué había empleado aquella palabra. - ¿Porqué necesidad?

- Tuve un sueño... Muy extraño. - Y si, otro paro cardiaco. ¿Un sueño? ¿Será que ella terminaría recordandolo todo por medio de sueños? ¿En verdad?

- ¿Que soñaste? - pregunté, y tragué gordo, como si miles de alfileres se hubieran clavado en mi garganta, y me los tragara todo, haciendo aun mas heridas por todo mi cuerpo.

Leah dudó un poco en hablar, miraba hacia el asfalto, luego al pasto verde, Luego al cielo, el cual empezaba a mostrar signos del Amanecer. Al final, me miró directamente a mí, provocando mi cuerpo temblar.

- Soñe que, tu y yo estabamos aquí, Justo sobre esta calle. - Yo sentí la cabeza, pensativo. Ella prosigió. - Era de Noche, y tu me decías cosas como "Tenemos que Guardar lo Nuestro en secreto". - ¡Mierda! ¡Mierda! ¡Mierda!, grité interiormente. ¿Como es posible que en ella, la posima de Clarisse pareció no surgir efecto? O al menos, ¿no Para siempre, como normalmente ocurre? - no se porqué, pero sentí la necesidad de venir.

- Sueñas cosas raras, Leah. - dije yo, intentando lucir despreocupado. Aunque la verdad era, que era el opositivo de la palabra que emplearía para describir mi estado cardiaco en aquel presiso instante.

Ella me miró con cara de pocos amigos, mientras que yo tan solo intentaba pasarlo por alto.

- Se que piensas que estoy loca. Pero también hay algo mas... - dijo ella, mientras se quitaba la bufanda que comodamente colgaba desde su cuello, dejando al desnudo su pie y la parte porterior de su chaqueta abercromie. Un collar descanzaba en su pecho, plateado y Brillante. Era el Díje de una "J"... ¡Mierda! ¡Triple Mierda! - pensé, intentando ocultar el asombro que verlo allí me había causado. Era el collar, el mismo collar que le había regalado el día de aquella incomoda cena en mi casa. ¿Porqué lo tendría aun? - Lo tenía en un collajero, y ni siquiera sabía que estaba ahí.

- ¿Y porqué me lo enseñas? - dije frivolamente. Aunque fuera lo que mas me doliera, no podía hacerle saber que eso me tenía intrigado.

Desencajada, Leah me miró, y luego miró hacia el collar. Hizo una mueca.

- No lo se. De algún modo, siento que te pertenece. - yo suspiré. Siempre te ah pertenecieo a ti, Leah... Yo te pertenesco a tí. - dijo mi voz mental al escuchar las palabras de ella. Ella exaló fuertemente, mientras que yo la miraba con cariño... La amaba, y no podía hacer nada para demostrarlo.

- ¿No crees que esa teoría es un tanto descabellada? Nos acabamos de conocer. - comenté, mientras que me recriminaba a mi mismo por ser tan mentiroso. ¿Nunca aprenderas, Justin?

- Yo siento como si te conociera desde hace años.

- Sientes, pero no es así.

Nos retamos con la mirada unos segundos mas, hasta que Leah bufó y dió un paso hacia atras con su pierna derecha.

- Nos Vemos Luego, Justin... - dijo ella, mientras intentaba darse media vuelta. Yo acompleté sus pasos en uno solo, y la tomé de la muñeca, con mis dedos formando un candado sobre ella. Leah miró mi mano en su brazo, y luego me miró a mi, sin comprender.

- Espera, Por favor. - dije yo, mientras que ella encorvaba una ceja. - ¿Me permitirías un desayuno?

C O N T I N U A R A ~

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The Red Pawn~ Segunda Temporada <TERMINADA>Donde viven las historias. Descúbrelo ahora