CAP 23-Elizabeth

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PUNTO DE VISTA DE

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Molesta.

Estaba muy molesta.

Antes no me molestaba que Ziel tomara todas la decisiones, que fuese ella que decidiese por las dos, pero me parecía egoísta de su parte que me negase una verdad que necesitaba.

Quería saber de una maldita vez porque me habían secuestrado, porque habían asesinados a nuestros padres, quería saber que era 'la banda' y porque había dejado su trabajo como policía.
Quería saber por qué había marchado Liam realmente.

Cuando terminamos de comer, Ziel me llevó al campamento para que pudiese asistir a mis clases.

-No podrás mentirme para siempre- le dije cuando salí del auto sin siquiera despedirme, me sentía muy frustrada.

Aún quedaban una decena de minutos antes de que empezara mi clase de historia, pero decidí dirigirme a la clase y sentarme en mi lugar habitual a esperar.
El salón se llenaba poco a poco por la llegada de los estudiantes, rostros conocidos pero sin nombre.
Para mi sorpresa Ryan, el amigo de Aris se acercó y preguntó:

-¿Puedo sentarme?-

Dude unos segundos antes de asentir recordando lo que había pasado en la fiesta y todas las veces que Ryan había intentado coquetearme.

-Quiero disculparme- dijo mirándome directo a los ojos.

Eso si que era una sorpresa.
Ryan movió nerviosamente su cabello rubio con su mano antes de continuar:

-Siento que me comporte como un idiota contigo, y ahora que tú y Aris son novios, me parece importante que estemos en buenas lineas-

Mi cerebro dejo de escuchar en las palabras 'tú y Aris son novios'.

Técnicamente, en práctica, Aris y yo actuábamos como novios, pero el aún no me había preguntado nada.

¿Qué éramos exactamente?

¿Cómo podía ser su novia si apenas conocía su vida?

Era muy confuso.

Mi cuestionamiento fue interrumpido por la llegada de la profesora que nos pidió que sacáramos nuestros libros.
Fue en ese momento que constaté que Aris no estaba en la clase.

PUNTO DE VISTA DE

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Era el día.

2 de agosto.

Apreté con fuerza su foto deseando poder abrazarla una última vez.

Me levanté del suelo de mi habitación y tomé mi teléfono buscando la última conversación que había tenido con ella:

'Ayudame Aris'

Ese fue su último mensaje.

Lancé el maldito teléfono contra la pared haciendo que se rompiera en pequeños pedazos de cristal negro.

La extrañaba demasiado.

Aún recordaba con demasiada claridad el día en que nuestra madre me había anunciado de la desaparición de Elizabeth, lo había dicho de manera casi indiferente, como si la vida de su hija no valiera nada. Le dejaron el caso a unos policías que terminaron por hallarla...

Muerta.

Había reclamado por años saber porqué diablos la habían secuestrado, porqué la habían asesinado...

'No te metas en esos asuntos, Aris' me había dicho mi padre con violencia, demasiado preocupado en lo que diría la prensa sobre la situación.

Al parecer yo era el único que de verdad la quería.

Tenía tan solo 8 años aunque era muy madura para su edad, un pedazo del cielo en esta tierra.

Su funeral había sido muy privado, casi a escondidas, como si debíamos ocultar algo, pero yo no  entendía ni sabía qué.

Poco después mis padres se divorciaron y mi madre, que tenía mi custodia, había decidido que iría a vivir con ella y su nuevo esposo, un empresario igual de frío que mi padre y al que no le podía importar menos, pero era sin duda lo mejor. Era algo nuevo para mí ya que había crecido en el internado y no veía mucho a mis padres pero me di cuenta de que no verlos, era lo mejor.

El infierno se había desatado nuevamente hacia unos meses, cuando mi madre, con una sonrisa desolada y su mano en el vientre, me había dicho que estaba embarazada de una niña.

Como si Elizabeth no hubiese nunca existido.

En ese momento, Amanda, que vivía una vida igual de miserable, me había apoyado mucho y era sin duda por eso que, aunque a penas la soportara, éramos muy unidos.

Sabía que estaba enamorada de mí y que ese amor se había convertido en una obsesión, pero se estaba convirtiendo en un monstruo, uno que habían diseñado sus padres, demasiado perfectos, al igual que los míos.

Toda mi vida había querido complacerlos, ser como ellos, que estuviesen orgullosos...pero todo eso había desaparecido con la muerte de Elizabeth. Fue en ese momento que me di cuenta que mis padres eran unos desalmados.

Reí irónicamente ante ese pensamiento. Yo también me había convertido en uno durante un tiempo, pero había logrado mejorar, o al menos eso trataba.

No sería como ellos.

Zarah, ella era mi cura.

Me puse de pie y me vestí rápidamente: eran las 6 de la tarde y la última clase del día había terminado. Caminé tranquilo por los pasillos y una vez frente a la puerta de su habitación, toqué un par de veces.

Tan solo unos segundos después, la puerta se abrió dejándome apreciar su rostro delicado y noble.

-¡Aris! No fuiste a clases...¿estás bien?- preguntó preocupada mirándome con detalle, como si buscase algún signo de enfermedad o dolor.

Me adentré a su habitación y cerré la puerta, para luego envolver su delgado cuerpo entre mis brazos y perderme en la tormenta que era Zarah Castellan.

Olvídame Ángel (Completa) #OLVIDADOS#2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora