PUNTO DE VISTA DE
Bajé del auto de Ziel con un paso inseguro y la mirada pegada al piso, sintiéndome no solo nerviosa, pero aterrorizada. Caminé entonces hasta llegar a la entrada de la escuela, apretando con fuerza la mochila que llevaba, intentando llamar la menos atención posible.
Definitivamente odiaba el primer día de escuela.
Sabía que vería a Tiana, mi mejor amiga, lo que me ponía de mejor humor pues la había extrañando muchísimo en estos dos meses, pero también sabía que vería a Frederic, y que todo el mundo se enteraría de que estábamos juntos, lo que me hacía sentir perturbada. A pesar de que era un chico increíble, aún no me acostumbraba a la idea de tenerlo junto a mí, y cierta culpabilidad me inundaba al pensar en que no le tenía el mismo afecto que él me demostraba.
Caminé hasta mi casillero y no pude evitar levantar la mirada al escuchar a varias personas reír y saludar a alguien, rodeando a aquella persona y haciendolo invisible para mí. Debía ser algún nuevo, pensé sin darle importancia.
Cuando cerré mi casillero me encontré con el rostro de Frederic, sonriente e iluminado.
-Te extrañé.- dijo dándome un ligero beso en los labios, lo que me hizo avergonzarme horriblemente pues estaba segura de que algunas personas lo habían visto.
Me costaba mucho adaptarme al cariño de Frederic, en el sentido de que era muy ...¿sentimental?
"Más sentimental que Aris" me respondió la vocecita en mi cabeza, y es que por alguna razón no podía dejar de compararlos.
Me contenté de solo sonreír sin agregar un "yo también te extrañé" y continué mi camino por el pasillo hacia mi clase de Geografía, con Frederic en los talones.
Cuando llegamos le deseé un buen día y se fue a su clase, dejándome por fin sola.
Quería a Frederic, pero estar con él todo el tiempo me era agobiante, como si tuviese que esforzarme para quererle y actuar como una novia normal.
Me senté en mi asiento habitual y saqué mis libros, geografía no era una materia que me gustase demasiado, pero el profesor me agradaba lo que lo hacia un poco mejor.
Un par de estudiantes me saludaron al verme, pero sin más, no era mucho de tener amigos cercanos. Cuando sonó la campana, el maestro entró y se presentó como cada año, para luego empezar a explicarnos los temas que abordaríamos durante el trimestre, pero su explicación fue interrumpida por un toque de la puerta y la entrada del director junto a un alumno.
Ese alumno, era Aris.
Abrí los ojos como platos al verlo allí, relajado y con su mirada fría, justo como la primera vez que lo había visto.
¡¿Cómo diablos había llegado a mi escuela?!
Me removí en mi asiento sintiendo ganas de salir de aquella sala y rodar por el piso hasta el fin del mundo, pero simplemente deje mi mirada fija en su rostro de ángel.
No se dio cuenta de mi presencia de manera inmediata, y al verme, no mostró ninguna reacción, solo me miró unos segundos como quien intenta recordar a un rostro familiar, pero lejano en la memoria. Me sentí entonces peor.
El director lo presentó como Aris Baner y le pidió que tomase asiento, un par de filas delante de la mía. El profesor continuó su clase con calma y los alumnos continuaron escuchando, a excepción de mí, que me destruía un poco más cada segundo diciéndome que no había manera de que pudiese escapar de mis sentimientos por Aris.
Pasé el resto de la hora reviviendo en mi cabeza todo lo que había ocurrido en el campamento, y me di cuenta de que hubiese sido mejor si nunca nos hubiésemos conocido, simplemente porque a veces el dolor de no encontrar a alguien, es menor que el de encontrarlo y querer olvidarlo.
Busqué involuntariamente su mirada, sus gestos, sus palabras, pero no encontré nada de eso, solo se quedó pacifico en su asiento, como si en realidad no estuviese allí y fuese solo mi imaginación.
Cuando la campana sonó, salí del aula a la velocidad de la luz deseando alejarme lo más posible de él, odiando como era tan sensible a su presencia y sintiéndome más vulnerable que nunca. Y era ilógico, pues después de todo era yo la que lo había dejado, pero sufría como si me hubiesen partido el corazón en mil pedazos, sabiendo que me lo había partido yo sola al esperar de Aris un amor que no podía darme.
El tan deseado receso al fin llegó, lo que me permitió ir a ver a Tiana y sentarnos a almorzar juntas. Tiana y yo éramos amigas desde pequeñas, y la razón por la que nos llevábamos tan bien, era porque éramos ambas muy discretas. No me gustaban esas amistades en las que tenías que compartir todos tus secreto y tus pensamientos, yo prefería simplemente pasar un buen rato, guardándome un poco lo personal, y Tiana respetaba mucho eso.Así que sí, no le había contado nada del secuestro.
Mi mente se detuvo en la conversación que había tenido con Ziel o más bien con Liam, hacía unos días y tuve que retener las ganas de correr y huir lejos.
Aún no podía creer que Ziel era en realidad mi media hermana.
Había sido una noticia violenta, pero que no cambiaba mucho pues aquello no modificaba el amor que le tenía, seguía siendo ella y eso era lo importante. En cambio, todo el resto me parecía confuso, pero sabía que debía ser cierto, puesto a que Ziel no me mentiría de aquella manera. O al menos eso esperaba.
Tiana y yo empezamos a hablar de nuestro verano y le conté de manera superlficial y ligera lo que había pasado con Aris, sin realmente contar detalles, pero la conversación fue interrumpida por unos gritos que se escuchaban del pasillo.
-¿Qué esta pasando?- le preguntó Tiana a un chico que pasó a nuestro lado, dirigiéndose al pasillo.
-¡Frederic y el nuevo están peleando!- se exclamó para luego correr fuera de la cafetería.
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Olvídame Ángel (Completa) #OLVIDADOS#2
RomanceZarah era una sonrisa honesta. Aris nunca sonreía. Zarah era de colores. Aris era blanco y negro. Zarah nunca pensó que conocería a alguien como Aris. Aris nunca pensó que se enamoraría de alguien como Zarah. Un campamento. Un amor fugaz. Un...