8.

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Mía POV

Con el cheque que había recibido por mi mes de trabajo en el bar, por fin pude pagar el primer deposito y tres meses de renta de mi nuevo departamento.

Me había quitado un enorme peso de encima, al pagar por adelantado no tenía que preocuparme (al menos por tres meses) de trabajar para pagar la renta y eso me daría la oportunidad de hacer algo que realmente quisiera.

El departamento no era tan grande, pero al menos era limpio y sobre todo tenía calentador. Lo lindo del asunto era que quedaba en el vecindario de Luke, habían departamentos muchos más económicos pero elegí ese sólo para estar cerca de él.

—Creo que es la ultima caja.—dije arrojando la caja en el suelo y me dejé caer en este cerrando los ojos.—Odio mudarme, ahora tendré que sacar todo y decorar y aggg, soy muy floja.

—Dile a Luke que te ayude.—dijo Mike subiendo las cejas de manera picara y bufé.

—¿Por qué pones esa cara cada vez que lo nombras?.

—¿Por qué pones esa cara cada vez que hablas de él?.—dijo señalándome y me levante para quedar sentada en el suelo.

—Yo no pongo ninguna cara.

—Ay Mía, puede ser que te trates de engañar a ti misma, pero a mi no me engañas...a nadie engañas.—negó sacando algo de una de las cajas y puso una cara rara al olerlo.—¿Qué mierda es esto?.

—Es para pintar con oleo, deja eso ahí.—puse los ojos en blanco y volví a tirarme en el suelo.

—Pensé que tenías un laboratorio de metanfetaminas.—se echó a reír y se acostó a mi lado en el suelo, ambos suspiramos al mismo tiempo mirando mi hermoso techo blanco.—¿Sabes que extraño?, la época en la que no teníamos que preocuparnos por cosas como el dinero...¿por que le damos tanto valor a un trozo de papel?.

—No lo sé.—negué.—Yo ni siquiera recuerdo la ultima vez que no me preocupé por el dinero, trabajo desde que tengo como siente años.

—¿En serio?—Mike giró su cara hacia mi y asentí.

—Ayudaba a mi vecina a cuidar el césped y vendía limonadas—reí girando mi cara hacia él.—Mi padre decía que debía aprender el valor del dinero así que si quería algo debía conseguirlo...antes no lo entendía pero ahora se lo agradezco.

—Mis padres eran todo lo contrario, ellos si me daban todo lo que yo quisiera...claro, tenía que obedecerlos.

—Pero si tú no obedeces a nadie.—reí arrugando la frente.

—Exacto, por eso estoy aquí.—ambos reímos al mismo tiempo, pero nuestra pequeña charla fue interrumpida por el sonido de mi teléfono.

Lo saqué de mis jeans y contesté.

—Hola, Lucrecio.—reí al escucharlo gruñir.

—Amelia.—dijo él también tratando de molestarme.—¿Ya estás en tu nueva casa con calentador?.

—Sip.

—Sería justo que me dejaras ducharme allá...—sonreí mordiendo mi labio y le di un golpe a Mike que estaba haciéndome muecas.

—Claro, mi baño es tuyo.

—Genial, paso como a las siente, ¿Te parece?.—aparté el teléfono de mi oreja para ver la hora.

—¿Por qué no salimos a hacer otra cosa? quiero que vengas pero hay cajas por todos lados—miré a Mike que estaba besándose con uno de mis peluches simulando que eramos Luke y yo, cubrí mi boca para no reírme tan fuerte.

Sʏᴍᴘᴀᴛʜʏ Fᴏʀ Tʜᴇ Dᴇᴠɪʟ | L. HemmingsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora