4.

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Abrí los ojos de golpe al escuchar la voz de un chico, lo miré atentamente y parecía inofensivo.

Asentí sacando el encendedor de mi bolsillo para prestárselo.

—Gracias.—lo tomó regalándome una sonrisa y le guiñé un ojo.—Eres la chica de la barra—comentó divertido mientras le daba una calada a su cigarrillo.—Mi amigo se gastó todo su efectivo sólo por irte a comprar tragos.—se echó a reír.

—Ustedes los hombres son tan básicos, sólo responden a sus deseos carnales, como si nunca han visto unos pechos.—reí ladeando mi cabeza y despegué la espalda de la pared—Ven a una chica con un poco de escote y se vuelven locos.

—Eso no es cierto, no puedes meter a todos en un mismo saco.

—Si yo fuera hombre buscaría otra manera de ligar—asentí dándole una calada a mi cigarrillo— A mi un chico se me acerca y comienza a coquetearme y mirarme de esa forma.—dije señalándolo y él sonrió.—Perdería por completo mi interés, porque eso quiere decir que cualquier chica que vea, él hará lo mismo, porque así son ustedes, no pueden ver unas piernas...en cambio si el chico apenas y me nota y no se la pasa mirándome como si fuera una chuleta, puedes jurar que ahí es donde quiero estar.

—Prefieres ser ignorada...eso no tiene mucho sentido.—hizo una mueca y negué riendo.

—Así es como funciona para mi.—me encogí de hombros y le di la ultima calada a mi cigarrillo.—Eso le da personalidad y me da a entender que es serio y que no se deslumbraría con cualquier chica que le pase por enfrente.

—Entonces hay que comenzar de cero.—extendió su mano hasta mi.—Hola soy Ashton Irwin y no me interesas.—reí fuertemente mientras estrechaba su mano.

—Mucho gusto, soy Mía.

—Mía, que nombre tan feo.—hizo una mueca de asco y volví a reírme.

—Tampoco tienes que actuar como si te diera asco.—negué en medio de mi ataque de risas.—Debo volver, pero fue un gusto conocerte, dale las gracias a tu amigo.

Comencé a caminar de vuelta al bar pero él me llamó por mi nombre, me di media vuelta y lo miré.

—¿Me darías tu número?.—enarqué una de mis cejas cruzándome de brazos.—Es para una tarea.

Reí y extendí la palma de mi mano esperando su teléfono. Su sonrisa le abarcaba casi toda la cara al dejar su celular en mis manos, negué entre risas mientras tecleaba mi número y lo guardé entregándoselo de vuelta.

—Espero saques buenas notas.

.....

Había caído como costal en mi cama luego de que Mike me dejara esta mañana en mi casa, cómo no tenía la llave para abrir la puerta principal me tocaba subir por las escaleras de incendio y entrar por la ventana.

Ventana que casi nunca abría porque estaba trabada y tardé media hora en lograr abrirla hasta la mitad para poder entrar, arrojar mis cosas al suelo y caer en mi cama boca abajo sin quitarme los zapatos.

Estaba demasiado agotada, mi cuerpo pedía a gritos descanso y es que no paraba de trabajar, lo hacía de lunes a lunes y eso estaba comenzando a surtir efecto en mi.

Me desperté cuando escuché mi teléfono sonar y aun dormida traté de sacarlo del bolsillo de mi abrigo que aun lo tenía puesto.

—¿Qué quieres?.—contesté sin ver quién era, apenas podía abrir los ojos.

—Mía...es el chico de la tarea.—arrugué la frente sin entender muy bien hasta que en un momento de lucidez recordé al chico de anoche.

—Ashton.—recordé su nombre.—¿Sacaste buenas notas?.—se echó a reír.

Sʏᴍᴘᴀᴛʜʏ Fᴏʀ Tʜᴇ Dᴇᴠɪʟ | L. HemmingsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora