Sʏᴍᴘᴀᴛʜʏ Fᴏʀ Tʜᴇ Dᴇᴠɪʟ | L. Hemmings

21.

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—¿Son actores porno?.—pregunté completamente confundida mientras miraba fijamente la pantalla de su computadora, mi ceño no pudo haberse fruncido más al ver la pagina web que Luke me estaba enseñando.

—No.—negó, recostándose de su escritorio.

—Explícame, porque lo que estoy viendo es porno.—señalé la pantalla y lo miré recelosa.

—Eso es en vivo...mira el chat que está a un lado del video.—le hice caso y bajé la mirada de nuevo a la pantalla.

Era una especie de streaming, las personas en el video estaban teniendo relaciones y básicamente hacían todo lo que los usuarios le pedían en el chat.

Volví a subir la mirada hacia él esperando respuestas.

—Somos como equipo, entramos en esa página y durante media hora hacemos lo que los usuarios piden...

—Entiendo...te piden que te la folles de diferentes formas y tú lo haces por diversión.

Estaba dolida, celosa y hasta un poco asqueada, no sabía ni cómo reaccionar, por mi mente pasaron miles de cosas, pero nunca algo como esto.

—No siempre...—abrí los ojos y me encontré con los de él mirándome fijamente.

—¿Entonces que te piden, Luke?.

—Que la torture.—me quedé sin palabras, por más que intentaba encontrarle sentido no podía.—Claro que no lo hago en serio, sólo es actuación, pero nos pagan muchísimo dinero por hacer videos exclusivos, con temáticas de violación, abuso verbal, asfixia, secuestro y tortura...ese tipo de cosas.

—Que mierda.—me levanté de la silla cerrando la laptop de golpe.—Es demasiada información para procesar.

—Por esto no quería decirte, porque sabía que me ibas a juzgar.

—¿Pero cómo quieres que reaccione, Luke?.—reclamé elevando un poco la voz.—¿Qué me sienta feliz por ti y te pida que me incluyas en el próximo video?.

—Claro que no, Mía, de hecho me esperaba esta reacción...pero tú querías saber y ahí lo tienes, ¿que harás ahora?.

Estaba completamente atónita con su manera de hablarme, nunca me había tratado así. Mis labios estaban sellados al no saber que responder, era mejor si no lo sabía, pero yo siempre tenía que buscarle la lógica a todo o no me llamaba Mía Renhart y en este momento me odiaba por ser así.

—Me iré a casa.—fue lo único que alcancé a decir luego de un rato de mirarnos fijamente.

Al no escuchar nada de su parte me dispuse a caminar hacia la puerta y salir de ahí lo más pronto posible.

—Estás siendo demasiado injusta.—dijo antes de que atravesara la puerta de su habitación y me frené.—Me exiges que sea sincero contigo y cuando lo soy, simplemente me juzgas y te largas.

—¿Lo hiciste mientras estábamos saliendo?.—de nuevo hice una pregunta a la que no quería saberle la respuesta.

—No.—me giré sobre mis talones para verlo a los ojos y saber si me estaba mintiendo.—Dejé de hacerlo, la primera vez que tuve sexo contigo.

—¿Y sólo era con ella?.—asintió sin perder contacto visual conmigo.

—Sólo ella, nos pagaban muchísimo dinero, con eso es que pude pagar la universidad, mi auto, esta casa.—suspiré bajando la mirada porque la suya estaba comenzando a intimidarme.