14.

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Fue mala idea invitar Mía a la fiesta de la facultad, todos en el lugar querían bailar con ella y ya me estaba comenzando a molestar. En un intento por controlar mis celos enfermizos fui a la cocina para prepararme un trago, no era de beber mucho pero sentía que necesitaba algo bien fuerte para poder soportar toda la noche el acoso que le tenían a Mía.

El error más grande fue presentarla como mi amiga.

Tomé un vaso y lo llené de ron agregándole sólo un poco de refresco de cola para endulzarlo, le puse un par de hielos y lo probé, estaba delicioso.

—Sabía que te iba a encontrar aquí.—negué al escuchar su voz y cerré los ojos, mi peor pesadilla había regresado por mí.

—Vanessa.—dije al girarme y encontrármela de brazos cruzados.—¿Qué es lo que quieres de mi?.

—Una explicación, me estuviste evadiendo todo este tiempo.

—¿Y eso no lo explica?.—dije obvio y volví a beber un sorbo de mi trago.—Pensé que había sido bastante claro.

—Luke, no sé qué clase de poción mágica te dio esa tipa para que estés actuando así...algo te hizo, estoy segura.

—¿Por que buscas culpar a terceros?, la única culpable de que te evada todo el tiempo eres tú misma, simplemente me molestas.—su boca se abrió por completo, asombrada ante lo que acababa de decirle, le di otro sorbo a mi trago y continué mirándola.

De nuevo no tenía nada que decir.

—No te vas a salir con la tuya.—negó apretando los puños.

La miré fastidiado y comencé a caminar para volver a mi lugar junto a Mía pero cuando estuve a punto de salir de la habitación ella habló de nuevo.

—Si no te alejas de esa chica, te prometo que haré que lo lamentes.

Dejé mi trago en la mesa y caminé hasta ella, al ver mi expresión, se puso pálida, dió varios pasos a hacia atrás chocando contra la pared. La acorralé contra esta sujetándole el mentón con una mano apretándolo con fuerza. Cerré los ojos aspirando su aroma, rozando mi nariz por su mejilla y cuando la escuché sollozar la miré.

—Escucha con atención, porque no lo repetiré de nuevo.—me miró completamente asustada apretando mi muñeca con ambas manos.—Puedo ser gentil, puedo soportarte, puedo ser incluso cariñoso...pero no me hagas molestar.—cerró sus ojos lentamente.—Puedo llevarte al cielo...—rocé mis labios por su mejilla acariciándola con mi nariz, disfrutando de su aroma.—Pero también puedo hacer que conozcas el maldito infierno...—mi mano se humedeció con sus lágrimas.

En cuanto la liberé  salió corriendo despavorida mientras lloraba.

Antes de volver con Mía traté de calmarme porque mi nivel de estrés se había desbordado, Vanessa sólo lograba sacar lo peor de mi. Me bebí el trago que había preparado antes y me serví de nuevo.

Volví a la fiesta buscando a Mía con la mirada y la encontré hablando tranquilamente con un chico. Bufé frustrado y me acerqué a ella entregándole el trago que le había preparado.

—Te tardaste...—dijo escaneándome con la mirada y le dio un pequeño sorbo a su trago.

—Estaba resolviendo unos asuntos.

—¿Con Vanessa?.—me sorprendí al escuchar que la nombraba, asentí mirándola fijamente.—Me vio y se acercó para preguntarme por ti...

—Bueno, ya no se acercará más.—volvió a escanearme con la mirada escudriñando los ojos, odiaba cuando se ponía en modo detective porque hacía demasiadas preguntas que no sabía cómo responder.

Sʏᴍᴘᴀᴛʜʏ Fᴏʀ Tʜᴇ Dᴇᴠɪʟ | L. HemmingsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora