Pasajero

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[Sonido de estática].

– Buenas noches –, dice el pasajero.

– Buenas, ¿señor? ¿Hacia donde vamos? –.

– Me puede decir Ernesto, vamos a la calle 32, del sector de Vastas praderas, cualquier cosa yo le digo por donde ir –, respondió Ernesto.

– Un viaje a las afueras – pensé. El sujeto parece muy reservado, por lo que no quiero entablar una conversación con él, solo voy a conducir. Me pude dar cuenta de que va vestido de negro entero, un tanto abrigado para la época, con una camiseta negra, una chaqueta de cuero y unos guantes, eso y su nombre es lo único que he sabido, me parece raro, las personas suelen abrirse a hablar de ellas o a preguntarme cosas.

Luego de casi media hora llegamos a la ubicación con unas cuantas indicaciones por parte de el pasajero, cuando llegamos me dijo que solo era para entregar algo, que le esperara por unos minutos. Lo vi salir algo impaciente, con unos nervios que nunca pude sentir durante todo el trayecto.

[Objetos cayéndose] [Personas discutiendo] [Disparo].

Han pasado diez minutos desde que salió Ernesto, ahora es que veo como se acerca, un tanto a lo lejos, algo desarreglado, caminando con quejas por dolor, transpirado. Ya me imagino lo que pasó en esos diez minutos, estaba dudando entre dejarlo o dejarlo entrar a mi taxi; entre los pensamientos volvió a entrar. – Está bien, solo demora un rato en lo que marcas a emergencias – pensé al mismo tiempo que intentaba tranquilizarme.

– ¿Podría volver al punto de partida señor? –, sugiere en forma de pregunta.

– Sí, solo deme un minuto –.

– Tengo algo de prisa señor, por favor –, dice Ernesto.

– Sí, solo deme un minuto –, utilice en forma de muletilla.

– ¡Avanza ahora mismo coño! –, grita.

– Le voy a pedir por favor que me trate con respeto, que en este coche usted en este coche es alguien pasajero, en cualquier momento se puede bajar y a mi no me va a importar, pero yo soy el chofer, yo sigo en el coche, y ya llevo 15 años... – sentí una pistola en mi nuca.

– Ahora entiende señor – dice el pasajero.

No me dio tiempo para mandar un mensaje con todo lo que había sucedido, comencé a conducir, intentando mantener la calma. Estoy seguro que si me devuelvo por dónde venimos, podría pasarme algo, así que he decidido volver más por el centro, para ver de que forma hago tiempo. Desde que comencé a avanzar, dejé de sentir el arma en mi nuca y todo volvió a ser como cuando acababa de subirse Ernesto.

Como intenté decir antes, tengo 15 años siendo taxista, me conozco perfectamente el centro y todos me conocen. Era cuestión de esperar a que me aparezca una oportunidad para pedir ayuda. Llegamos a un semáforo, delante de nosotros hay otro taxi, por los nervios casi se me pasa ver la matricula para saber si es uno de mis conocidos, resulta que es mi mejor amigo con quien comencé en este negocio. Él y yo nos comunicamos de una manera un tanto inusual a veces, ahora es momento de sacarle provecho a eso.

[Bocina en patrón: ..., ---. ...] [Radio portátil].

Desde que hice eso comenzó a sonar la radio, escuché: – alerta – con la voz de mi amigo, apagué inmediatamente la radio, varios taxis se aglomeraron enfrente de mí, impidiéndome avanzar, se escuchan unas sirenas a lo lejos, y...

– ¿Quién cree que soy señor? – pregunta tranquilamente Ernesto.

– ¿Recuerda lo que me dijo hace poco, lo de que solo soy un pasajero? ¿Qué pasa si le dijo que yo también soy chofer? ¿Si le digo que su vida es pasajera y yo soy su chofer? – dice Ernesto.

– Le diría que cada momento es único y que la vida es un... –.

[Disparo].


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