Oxímoron

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Yo no voy a estar siempre para ti, aunque ese sea mi deseo, aunque eso sea lo que quiera, tendrás que aprender a convivir con eso, con a lo que le di mi fidelidad primero, soy esclavo de mis letras y preso de tus libertades. Yo mismo me he condenado a vivir entre versos y prosas, entre oraciones y párrafos, libre de mis títulos, protagonista de las historias, del dolor que me cura, del antídoto que me dolerá. Cuando me veo a mi escribiendo me imagino de dos formas, una es en un gran escritorio, en una silla sencilla, muchos papeles, una infinidad de plumones cada uno para expresar un sentimiento distinto, en un gran espacio amplio, donde no se ven sus confines, donde se respira todo lo que trae la vida, es verdaderamente apasionante, sentirse tan vivo tan solo con el alcance de la vista, pero hay un detalle que no he comunicado, la cosa es que estoy esposado de manos y amarrado a la silla; en la otra estoy en un pequeño cuarto, de color uniforme, paredes, techo y piso, incluyendo la mesa la silla, las hojas, mis prendas, hasta yo voy tomando esa tonalidad de gris, en el cuarto no hay ventanas, es totalmente agonizante, en mi cabeza se resguardan millones de vivencias de las cuales voy a escribir, pero resurjo cada día en mi soledad, no sé a quien escribo, no vivo nada más que mis palabras, que conforme pasa el tiempo siento vacías. Ahora te queda a ti buscar esa tercera vertiente que se rige a través de las dos anteriores. 

Pensamientos inéditosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora