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No sé si soy un alma libre buscando una pena

o soy un alma en pena que busca ser libre.

Siempre buscamos a alguien que nos libre,

cuando la vida es menos compleja,

hay que mirar hacia adentro

para mejorar lo que hay afuera.

Compito con mi sombra,

es todo lo que muestro.

No sé quien es ella, no sé quien soy yo.

No sé si es amor o si es odio.

Alucinando perdí el mango de mi mano,

se lo di a mi refugiado que estaba tramando algo,

pues las historias nunca se contaron solas.

En realidad, era mi sombra, apuñalando a mi sombra,

le dijo: – no puede haber dos, solo una voz –.

Y sonrisa macabra, para endulzar el alma,

los gritos del alba, para besar mi calma.

Vamos que no pasa nada, solo es mi ego que nunca me engaña,

que nunca me daña, solo quiere jugar blandiendo una guadaña.

Nadie se salva de lo que no se puede esconder,

de uno mismo, recuerda que a ti mismo te puedes morder

y que a tanta hambre primero se le saciar la sed,

yo mismo me he alimentado y agotado de mi propia fe.

No se puede correr de tu propia sombra,

en tiempos desesperados, dejando la vida a un lado,

me encontré con la muerte, le dije que ya no me asombra,

tenemos que hablar cuando nos encontremos en la cárcel,

yo hoy voy a cometer un suicidio y espero que para vivir me alcance,

esto no sirve para lo que está de sobra,

una lucha interminable con mi propia sombra.


Pensamientos inéditosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora